Los "ojos del mundo" ahora se dirigen a Marte
Distintos proyectos de exploración, públicos y privados, se están fijando plazos para llevar humanos e incluso colonizar el planeta rojo. Obama aseguró que su país podrá llevar personas para el 2030.
Mabel González - Medios Regionales
"Los ojos del mundo ahora dirigen su mirada al espacio, a la Luna y a los planetas que hay más allá", dijo el Presidente John F. Kennedy el 12 de septiembre de 1962, cuando en la Universidad Rice dio luces del entonces Programa Espacial de EE.UU. Aunque lo presentó como un reto "difícil", siete años más tarde la misión Apolo 11 hizo historia.
Mas de medio siglo después, el mundo mira aún más allá: un planeta de apariencia rojiza, telúrico, con cráteres similares a los de la Luna, campos de lava, volcanes, cauces secos de ríos y dunas de arena. Es Marte, ubicado a 56 millones de kilómetros de distancia de la Tierra y el segundo cuerpo celeste más pequeño del sistema solar.
Tanto EE.UU. como Europa tienen investigaciones en curso cuyo objetivo es evaluar la potencial habitabilidad del planeta rojo en el pasado y la posibilidad de existencia de vida. China también trabaja en lo suyo y pretende lanzar una sonda a Marte a mediados de 2020.
La promesa de Obama
Por el lado de la NASA, el robot Curiosity lleva más de cuatro años explorando la superficie marciana y entre sus hallazgos más destacados se encuentran los que indicarían la posibilidad de que en Marte se forme agua líquida de forma transitoria, indicios de que alguna vez el planeta pudo albergar vida y pruebas de un antiguo cauce.
Pero la agencia espacial estadounidense aspira a más. Esta semana, el Presidente Barack Obama, al estilo de Kennedy a comienzos de los años 60, prometió que su país llevará humanos a Marte el año 2030, una hazaña soñada por varias generaciones de científicos, escritores de ciencia ficción y cineastas. El año pasado, la adaptación al cine de la novela "El marciano", de Andy Weir, despertó curiosidad sobre eventuales viajes a este destino.
A pocos meses de dejar la Casa Blanca, Obama anunció un plan conjunto entre el sector privado y público estadounidense para avanzar en el reto de llevar a una tripulación a Marte y traerla de vuelta sana y salva. La siguiente pretensión sería permanecer por un período más largo.
Esta alianza se origina a raíz de la disminución de los recursos públicos destinados a la exploración espacial, que ha motivado el surgimiento de empresas privadas dedicadas a este campo. Obama mencionó en una entrevista con CNN que hoy más de mil compañías de casi todos los estados de EE.UU. trabajan en iniciativas espaciales.
Un ejemplo de la participación privada en la exploración del espacio es la empresa SpaceX, cuyo fundador, el sudafricano Elon Musk, reveló hace un par de semanas su ambicioso plan para colonizar Marte. El proyecto incluye un sistema de transporte que permitiría llevar a 100 personas en 80 días hasta el planeta.
La nave, que realizaría su primer vuelo en 2022, se impulsaría con metano y oxígeno en la órbita terrestre y, después de aterrizar, en el mismo Marte. El pasaje para realizar este viaje tendría un costo de US$ 200 mil, siempre y cuando se logre hacer que el sistema de transporte sea reutilizable. La BBC explicó que la expectativa de Musk es establecer una colonia de un millón de personas que, en el plazo de hasta unos cien años, podría hacer el plan autosostenible.
En el caso del Viejo Continente, la Agencia Espacial Europea (ESA), en conjunto con Rusia, lanzó en marzo pasado la nave ExoMars2016, que busca estudiar la composición gaseosa de Marte y, en particular, determinar el origen del metano existente, cuya importancia radica en que podría estar provocado por procesos biológicos.
¿Por qué es difícil ir a Marte?
El físico de la NASA Eduardo García Llama explicó al diario español El Mundo que la principal dificultad para lograr llegar a Marte es la distancia, factor del que se derivan casi todos los demás inconvenientes. El experto recordó que la distancia mínima posible entre el planeta rojo y la Tierra es de unos 55 millones de kilómetros, una cantidad enorme si se compara con los vuelos espaciales que se han hecho hasta ahora. También dijo que la larga duración de un viaje de este tipo "supone la necesidad de proveer a la tripulación de mayor protección contra las radiaciones". A ello se suma la durabilidad de los equipos, los efectos de la ingravidez en la fisiología humana y las consecuencias de un periplo de dos años en la salud mental.