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[reportaje]

Unas 3.129 raciones de comida se pierden a diario en colegios

Esta cifra es el promedio de alimentos que se tira a la basura en más de 200 establecimientos educacionales de la región, según estima la empresa encargada de su distribución. Su último destino es el vertedero de El Boro de Alto Hospicio.
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Carlos Luz Aguilera

Al menos una vez en la semana las manipuladoras de alimentos del Liceo Bernardo O'Higgins, Blanca Araya, Dina Huerta y sus demás compañeras, preparan un plato de legumbre, y en especial se inclinan por las lentejas y los porotos. Como conocen los gustos de los estudiantes, para estos días disminuyen la cantidad que se prepara, de 349 a 280 raciones. De todas formas, según cuenta Araya, unas 40 porciones de comida terminan en los tachos de basura.

"A nosotros nos da mucha pena botar tanta comida. Si no fuera por la señora Nury Ramos -encargada del Programa de Alimentación Escolar (PAE) e inspectora general del liceo- los niños no comerían legumbre. Hay veces que comen dos cucharadas y devuelven la bandeja. Pero ella está atenta y les ordena comer un poco más". Aclara, eso sí, que un plato con carne o pollo se lo hacen "chupete".

Lo que ocurre en el comedor de este liceo es una realidad que también se da en otros colegios de la región. Para tener una noción de lo que se pierde, el jefe zonal de la empresa Salud y Vida, Pablo Cáceres, encargado de la entrega de los alimentos a 205 establecimientos, incluyendo jardines infantiles de Junji e Integra, indica que a diario se pierde un 5% de la comida. La que tiene como último paradero el vertedero de Alto Hospicio, en el sector de El Boro.

Esta empresa, que comenzó a trabajar este año con el Gobierno, entrega a diario cerca de 75 mil raciones, dice Cáceres, incluyendo los almuerzos, desayunos y las colaciones. Por lo tanto, el 5 por ciento son 3.129 platos preparados en un día, los que no serían aprovechados por los niños y jóvenes de la Primera Región. Esta cifra puede variar un poco más o menos, aclara el encargado de Salud y Vida.

Sin contar los establecimientos de Junji e Integra, los alumnos de 113 colegios de la región reciben este beneficio que entrega el programa PAE del Ministerio de Educación. Los seleccionados, en tanto, están dentro del 60% más vulnerable de los estudiantes, así lo confirma el Registro Social de Hogares.

¿Se pierde más comida?

La presidenta de las manipuladoras de alimentos de la región, Guadalupe Salas, estima que se pierde más de un 5% promedio de comida en un día, como dice Cáceres.

"En los colegios se da mucho de esto de botar comida, y sobre todo en los establecimientos particulares, en que muchas veces no come ni el 75% de los niños. Nosotros, por esto, estamos luchando para que esto se regule (y no se bote más comida)".

Hay veces que la pérdida ha sido peor, según Salas: "En casos extremos por cambio de actividades, se ha perdido hasta el 50% de los alimentos pedidos para un día", dijo la representante de 670 trabajadoras de Iquique, Alto Hospicio y El Tamarugal.

Lo que más dejan

La inspectora general Nury Ramos dice que hace unos 15 años está encargada de la alimentación en el liceo Libertador Bernardo O'Higgins. Por lo tanto, conoce bien las preferencias culinarias de los estudiantes, coincidiendo que las legumbres y el guiso de jurel son los platos menos apetecidos por los jóvenes. "Pero antes, al menos, se podía regalar la comida que no se usó a indigentes que venían a preguntar. Ahora lamentablemente no se puede. Incluso, muchas veces la entregábamos al Hogar de Cristo".

Blanca Araya y Dina Huerta también son testigos de cómo actúan los menores en el comedor del liceo, dependiendo del menú del día. El martes pasado, por ejemplo, hicieron lentejas, y una vez más se dio la tónica que conocen muy bien: "La mayoría de las bandejas son devueltas con un poco menos de la mitad del plato principal. Los niños, eso sí, sacan la fruta, y a veces se comen el postre o la ensalada", dice Araya. Agrega que en un día como éste acumulan dos bolsas de basura con comida desechada.

Araya y Huerta llevan un buen tiempo trabajando de manipuladora de alimentos, y coinciden que los más "mañosos" para comer son los estudiantes de enseñanza media. "He trabajado unos 20 años en este trabajo, y me he dado cuenta de que los niños de básica comen más", dice Huerta.

Por ejemplo, antes cocinó un par de años en el colegio Croacia y cuenta que ahí los alumnos, de primero a octavo básico, comían más. "Yo, en cambio, lo hice en un jardín infantil y los niños disfrutaban los porotos", contó otra de sus compañeras de trabajo.

¿Por qué no se dona?

¿Por qué los alimentos que no se comen, no se donan a centros de acogida? La directora regional de la Junaeb, Claudia Camacho, explica la razón que impide esta idea, que también es planteada por cocineras en colegios: "Nuestra alimentación se elabora a diario. Lo que queda no se puede reservar y entregar en otro momento, ya que esta acción implica una logística del tipo normativo sanitario fuera del establecimiento educacional".

Para complementar su respuesta, Camacho detalla lo siguiente: "Por ejemplo, la mantención de una cadena de frío o calor, para lo cual se debe emplear un transporte apropiado para ello, como son los camiones refrigerados o equipados con mantenedores de temperaturas altas. De esta forma, evitar que se altere la inocuidad de las preparaciones y la aparición de Etas, enfermedades transmitidas por alimentos".

Aquí no sobra

En noviembre de 2013, la Junaeb, América Solidaria, Hogar de Cristo y Fundación Las Rosas se reunieron con el objetivo de encontrar fórmulas para que los excedentes de comida en los colegios, sean entregados a organizaciones solidarias a inicios de 2014.

Al director del Hogar de Cristo en Arica y Parinacota y Tarapacá, Pablo González Barriga, le gustaría aplicar esta idea. "Por cierto que es una iniciativa súper interesante, que nosotros podemos abordar. Ahora aprovecharé de proponerlo, porque nos encontramos en un proceso de estructurar una red con las demás organizaciones sociales, que servirá para coordinarnos de mejor forma".

Las ganas de González se sustentan en el impacto positivo que podría generar en personas que hoy no reciben ayuda: "Esto ayudaría a potenciar este movimiento y dar atenciones a aquellos que no podemos asistir por la falta de cobertura. Encuentro, además, que es súper probable llevarlo a la práctica".

75 mil raciones entrega a diario el Gobierno a los alumnos de establecimientos de la región.