Victoria: A 37 años de su paralización
El último embarque de salitre cristalizado proveniente de esta exoficina salió de Iquique en julio de 1978. El 31 de octubre de 1979 cerró sus puertas definitivamente.
Félix Reales - periodista/colaboración
El 31 de octubre se cumplieron 37 años de la paralización de la exoficina Victoria, último bastión salitrero que laboró en la Región de Tarapacá.
Fue en ese año, 1979, cuando la chimenea de la planta lixiviación del departamento elaboración, emanó su última bocanada de humo al cielo nortino. Con esto, se estaba terminando el ocaso de la fiebre del oro blanco en la Primera Región. Paralizaba la oficina salitrera Victoria, lugar donde miles de pampinos vivieron, trabajaron y fallecieron.
Qué lejos estaba aquel 18 de septiembre de 1945 cuando de oficina Brac se cambió de nombre al de Victoria, como un homenaje a las fuerzas aliadas por el triunfo obtenido en la Segunda Guerra Mundial ante la capitulación de la Alemania nazi, a pesar que otra versión señala que el nombre lo puso el Presidente de la República de ese entonces, Juan Antonio Ríos. Ese día, que dio justo con la fecha de Fiestas Patrias, todos sus habitantes desfilaron en torno a la plaza y a la avenida Santiago, encabezados por el administrador de la época, Fernando Canessa.
Quién iba a imaginar que ese triunfal desfile de inauguración se iba a transformar 34 años más tarde en un cortejo fúnebre para la oficina Victoria con su cierre definitivo donde quedaron desamparados dos mil trabajadores que con sus familias llegaban a los 16.000 habitantes.
Esta determinación, tomada a la ligera y sin responsabilidad, sumió en el desencanto hasta a los más entendidos en la elaboración del salitre, ya que no era el momento oportuno para hacerlo y por estadísticas laborales y pruebas de sondeo, Victoria era más rentable que las oficinas María Elena, Pedro de Valdivia y Coya Sur.
De todas maneras, fue opinión generalizada que para evitar el cierre de la oficina faltó defensa, tanto de los dirigentes sindicales que eran designados por el gobierno militar, como por las autoridades regionales, ya que esta determinación indirectamente perjudicó a la ciudad de Iquique en su progreso económico.
Pasarán los años y el recuerdo quedará latente, cómo en el pasado cientos de pampinos entraban y salían de sus casas y los niños jugaban en la plaza ubicada frente a la administración y las escuelas.
En la actualidad sobrecoge la soledad de la ex salitrera; las tronaduras en los rajos de la mina con que se extraía el caliche, cesaron hace tiempo.
El último embarque de salitre cristalizado proveniente de Victoria salió de Iquique en julio de 1978. Fueron 16.500 toneladas que partieron rumbo a la China Popular.
Lágrimas de impotencia brotaron en los últimos 360 trabajadores cuando se escuchó la sentencia con el Decreto Nº36 del Ministerio de Minería que autorizaba la paralización de la oficina y el desmantelamiento total del campamento.
Lo cierto es que a 116 kilómetros al sur de Iquique existió una oficina salitrera que fue sentenciada a muerte y donde en la actualidad sólo queda en pie el kiosco de la plaza esperando su demolición o un tiro de gracia.
De Victoria no quedará más que el recuerdo, seguramente la vida en ese lugar se reducirá a unos cuantos árboles de tamarugos, como el resto de la pampa. Sólo sobrevivirán las cruces del cementerio y los escombros de adobes, igual como otras ruinas que tapizan el desierto, allí donde también hubo vida y laboraron otras oficinas salitreras, que antes fueron riquezas y hoy no son más que olvido.
Nuestra tierra nortina por años ha sufrido injusticias de toda índole, y aunque hayan pasado varios años de su paralización, la ex oficina Salitrera Victoria sigue esperando justicia.
"Lágrimas de impotencia brotaron en los últimos 360 trabajadores".
Félix Reales"