Es una gran pena que la industria nacional ya no tenga la gran importancia de otros años. Se han perdido miles de puestos de trabajo. Aquí ya no se produce la mayor parte de las cosas que necesitamos, vienen del extranjero. A los productores le resulta muchísimo más lucrativo ser importadores. Se conservan marcas tradicionales pero los productos de fabrican en Asia. Muchísimas veces no se ven por ninguna parte el país de origen de estos. La mano de obra del trabajador asiático es muy barata. Las cadenas de grandes tiendas y ferreterías así obtienen tremendas ganancias. ¿Qué es lo que se ha hecho para fomentar la industria nacional frente a la invasión de artículos importados. Básicamente asiáticos, que ni siquiera hay alfileres fabricados en el país?
Para qué hablar de la industria textil, hoy reducida a su mínima expresión. Es muy difícil encontrar ropa interior made in Chile, no hay juegos de sábanas nacionales, porque no hay fábricas, todas cerraron. Los calcetines de marcas conocidas también vienen de oriente. No se puede competir con los productos asiáticos, por lo general de baja calidad. Aún se fabrican aquí frazadas, afortunadamente.
Los refrigeradores, por ejemplo, de marcas conocidas proceden del Asia. Los 100% hechos en Chile pasaron a la historia. Igual pasa con las cocinas, jugueras, etc.
La desindustralización de Chile parece no preocupar a los honorables. La industria del acero está solicitando medidas de salvaguardia ante la amenazante competencia asiática. Los asiáticos parecen decirnos: les compramos vuestras materias primas y ustedes nos compran estas manufacturadas, así que para qué fabricar productos aquí que son más caros, además los comerciante pueden ganar muchísimo más y estamos atados con Tratados de Libre Comercio, que son beneficios, desde luego, pero se sacrifica a la industria nacional.
Donald Trump
Con la elección de Trump, una vez más será puesta a prueba la experiencia de países que eligen personas en el cargo de presidente que reniegan de la política tradicional, personificando cambios radicales, pero igualmente apoyados por la misma política que no quiere perder su vigencia y sus cuotas de poder.
Luis Enrique Soler Milla.
Mario Zolezzi Velásquez.