Musulmanes 2.0: nacidos y criados en Iquique
Los hijos de los inmigrantes de Pakistán y países árabes aprenden el Corán en la escuela de la mezquita y dan exámenes libres luego de estudiar en un colegio islámico.
La mayoría nació en Chile, asiste a colegios y juega a lo mismo que cualquier niño de nuestro país, sin embargo cada tarde dejan a un lado el relajo del templado clima del norte para ir a la mezquita. Aprenden a leer y escribir en urdú y como ellos mismos dicen, conocen más de su religión.
Son la segunda generación de musulmanes de Iquique, la mayoría hijos de comerciantes de la Zona Franca de Iquique, los mismos que actualmente ya se diversificaron a otros negocios, como el rubro inmobiliario, turístico y hasta el educacional, con el propósito de echar raíces en el norte de Chile.
Cuando terminan las clases y tras el almuerzo, estos niños solo tienen un pequeño tiempo para jugar ya que a las 17.30 están nuevamente en la mezquita para aprender, comienzan por el abecedario hasta que logran leer, "algunos lo hacen en menos de un año, aunque otros demoran dos e incluso tres, depende cuantos días a la semana asistan", comenta Umar Khan, el encargado de la mezquita bilal.
Llegan en un furgón escolar y luego juegan en el patio, mientras esperan a quienes vienen con sus padres y cuando es hora, el imán los reúne para ingresar a uno de los salones del templo islámico, donde el pizarrón no existe, tampoco las sillas, aunque sí llevan un cuaderno y un lápiz en un escritorio que no se separa más de 30 centímetros del piso.
"Me gusta mucho venir, más que ir al colegio. Debo estudiar mucho, acá es más difícil el lenguaje pero tengo más amigos", comenta Timoor Faisal (8), quien cursa tercero básico en el Eagles' College.
Los musulmanes en Tarapacá integran cerca de 500 familias, que están conformadas en un 80% por pakistaníes, turcos y chilenos, aunque también hay presencia de árabes como libaneses.
"Acá aprendo de mi religión y jugamos", cuenta Hassam Sajjad Ramos (12), de madre chilena. Él lleva seis años asistiendo a la mezquita y en diciembre se graduará en el aprendizaje del Corán. Ya conoce cada una de las súplicas y otras enseñanzas, "como que el musulmán debe mantener una limpieza de cuerpo y mente".
Las lecciones las entrega el sheik Zacarías Mohamed, quien lleva solo dos años en Iquique y si bien cuando llegó no hablaba casi nada de español confiesa estar sorprendido de "todo lo que he aprendido con ellos, han sido el mejor profesor, me iban corrigiendo y no me di cuenta cuando comencé a hablar", comenta en un mejor español que muchos de sus compatriotas que llevan más de una década en Iquique.
La gran oleada de musulmanes comenzó en la década de los '90, con la apertura económica del país y atraídos por las ventajas de la zona franca para la importación de vehículos usados a través de Japón y cuyo destino era principalmente Bolivia y Paraguay.
A fines de esa década y tras la compra de unos terrenos por parte del presidente de la colonia pakistaní Mobeen Khan Ahmed, en 1997 se inicia el proyecto de construcción de un templo islámico que fue inaugurado en 1999.
Actualmente Zacarías es el único imán de la mezquita bilal y encargado de dirigir las oraciones, aunque asegura que la enseñanza a niños si bien es distinta y difícil, le es gratificante: "Me permite hacer de ellos mejores personas, que no cometan los errores que uno cometió, que sean respetuosos para cuando grandes conozcan los límites que impone Dios".
Los niños no solo aprenden el idioma urdú, sino que las enseñanzas básicas del islam; las oraciones diarias; las distintas súplicas, agradecer a Dios por cualquier tarea que emprenden, desde despertar hasta para iniciar un viaje en automóvil.
"Me preguntan mucho, ellos quieren saber que hacemos en la mezquita, yo les digo que tengo amigos, que lo paso bien y que rezar el Corán es muy difícil", comenta Asnain Shahid (9), que estudia en el Colegio Humberstone de Iquique, donde junto a sus hermanos son los únicos que profesan el Islam en ese establecimiento.
Colegio
Ese problema no lo tienen los más de 40 niños que hoy forman parte de un incipiente proyecto educativo que busca transformarse en un colegio reconocido por el Ministerio de Educación, como parte de las iniciativas comunitarias de la mezquita.
Actualmente los niños acceden a exámenes libres, "pero acá los preparamos para ello, pasando todos los contenidos que exige el Mineduc", comenta Umar Khan Siyab, sobre un recinto que alberga siete cursos de kinder a sexto básico en el sector sur.
Sahifa Alam Asmi (11) lleva dos años asistiendo. Antes era parte del colegio Iqra, donde asistían niños musulmanes, pero también de otros credos. "Me siento mejor acá, donde todos somos musulmanes, nadie me molesta ni me hace preguntas", dice.
El proyecto busca ir más allá de una buena enseñanza. "Además de los contenidos del programa educativo, son importantes las enseñanzas de su religión, los hace niños más respetuosos y responsables", comenta Susana Rivera, profesora de lenguaje de origen cubano, una de los 11 docentes que trabajan en el recinto, donde los niños comparten la oración de la mañana (subh) cuando llegan y la de tarde (asr) antes de irse a casa.
Si bien esta nueva generación se comunica en español, la mayoría también manejan el urdú, lengua que refuerzan durante las tardes en la mezquita que es base para poder leer el Corán y conocer mejor el Islam.
Incluso aquellos que se interesan más en el estudio, tras terminar sus clases en Iquique, viajan a Panamá o Inglaterra, a lo que llaman memorizar el Corán, donde también demoran de 1 a 4 años.
"Tenemos siete niños estudiando en Panamá y un par en Inglaterra, quienes deben tener al menos doce años para viajar y generalmente van donde familiares", comenta Umar Khan y agrega que han intentado generar una escuela para memorizar el Corán en Iquique.
Este año tres estudiantes finalizan su aprendizaje del Corán en la mezquita, donde recibirán regalos, una costumbre musulmana que premia a los méritos académicos y que también se repite con quienes alcanzan las mejores notas en el colegio.
Pero pese a mantener sus costumbres también hay otras que inevitablemente han adquirido en Chile, como su afición por el fútbol.
"Cuando grande quiero ser como Messi", confiesa Uzair Ali (11), quien dice que de Chile su jugador favorito es Alexis Sánchez, al igual que a su hermano Umar (7) quien durante clases deja ver sus zapatillas azules de baby fútbol debajo del thobe o túnica tradicional de los niños musulmanes.
"Me permite hacer de ellos mejores personas, que no cometan los errores que uno cometió".
Zacarías Mohamed, sheik de la mezquita bilal."