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[ENTREVISTA]

"Yo invitaría a las personas a sentirse como un regalo"

Un grupo de familias, junto al párroco de Santa Teresita, Mauricio Torres, recorren las calles entregando comida en Noche Buena, dando alegría y regalando cariño a quienes se encuentran en situación de abandono en la ciudad.
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Leonardo Naveas Nuñez

El padre Mauricio Torres Marín, Sacerdote del Obispado Castrense de Iquique, los últimos seis años en compañía de un grupo de familias, recorren las calles de la ciudad en Noche Buena, para compartir con personas en situación de calle.

El padre lleva cinco años y medio en Iquique y explica que la idea nace principalmente con algunos matrimonios jóvenes, donde recorren Baquedano hasta la playa, hacia el sur por la avenida y después de vuelta también por la playa hasta el sector de El Morro.

-¿Siempre ha sido de la misma forma?

-Este año es especial, porque es la última que la hago desde aquí de la parroquia, como capellán voluntario del Hogar de Cristo, hemos visto que hay un poquito más de 30 personas que llegan todas las noches a la hospedería del hogar, solamente a dormir, personas que están en situación de calle, la mayoría adultos y hay adultos mayores con diversas dificultades familiares y personales por eso están ahí, algunos con problemas de drogas y alcoholismo.

Entonces este año en conversaciones con el hogar y los matrimonios que son los que organizan prácticamente todo, decidimos hacerlo así, las familias se reparten las comidas, por ejemplo unos dicen yo hago 5 menús, son todos iguales, pero se reparten las porciones y después de esos nos vamos juntos y lo llevamos, es un regalito para ellos.

-Pero diferencia de los años anteriores, ¿cómo será la actividad ?

-A las 21 horas tenemos la misa, después de eso nos vamos en caravana, porque iremos con seis familias con sus hijos y hay otros que quieren participar, nos vamos directo donde nos espera la directora de la hospedería, donde luego preparemos la mesa con ellos, servimos la cena, cantamos un ratito unos villancicos y luego nos retiramos para que ellos cenen tranquilos.

-¿Esta iniciativa nace de usted?

-La verdad es una mezcla, las familias por un lado que tenían la inquietud de ayudar, yo venia de Santiago antes de esto y las actividades previas yo como estaba en la Fuerza Aérea, también tenía un grupo que nos organizábamos en la noche de Navidad y salíamos a entregar chocolate, pan de pascua, sándwich, a todas las personas que estaban en la base de El Bosque, todos los soldados, los que estaban de guardia por ejemplo y comenzó un poco por ahí tener un gesto mucho más fraterno y solidario la misma noche de Navidad, donde la gran mayoría esta abriendo regalos, pero hay una gran porción de personas que no pueden estar en eso, ya sea por trabajo, porque no tienen familias en fin.

Muchas veces las familias me invitan a cenar a sus casas, porque le gusta compartir con el padre de la parroquia, pero muchas veces yo les he dicho que tengo otras invitaciones para cenar, que prefiero no ir, indicándoles el porque e invitándolos a participar en esta linda actividad.

-¿Cuál es la sensación de las familias tras realizar esta actividad?

-La verdad, cada vez que terminamos este servicio, viene el compartir entre nosotros la experiencia, todos quedan muy felices, todos cuentan que llena mucho más el entregar, el ayudar a quien lo necesita, que compartir la alegría con aquellos que están bien, porque uno podría también compartir con otras familias una cena espectacular, con muchos regalos.

-¿Cuál es su mensaje para las personas en esta fecha?

-Siguiendo la idea del Papa Francisco por ahí con todo lo que nos ha enviado en estos días previo a la Navidad, yo invitaría a las personas a sentirse como un regalo, un mismo ser un regalo para otros, estos días probablemente muchos han estado comprando, agotados por los tacos, por todo lo que significa esta locura por regalar, que es maravilloso, pero yo creo que el regalo más importante que alguien podría hacer es regalarse uno mismo. Esta Navidad la invitación a todas la personas, cristianos, creyentes no creyentes, personas del ambiente político, universitario, académico, en fin a todo el mundo que en Navidad podamos regalar un poco de nuestro tiempo, nuestro cariño y es lo más grande que uno pueda recibir.

"Regalar un poco de nuestro tiempo, nuestro cariño, es lo más grande que uno pueda recibir."