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La radiografía del nuevo ciudadano chileno, el dragón Mathías Riquero

La nacionalización del volante es tema en el CDI por dejar un cupo de extranjero, pero en sus años en el país ¿habrá adquirido algo de la cultura local?
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José Cuello Miranda

Con un termo de agua hirviendo y el tradicional mate en la mano salía el volante del CDI Mathías Riquero del entrenamiento de ayer en la mañana. En cada partido hace honor a la tradicional garra charrúa.

El jugador está en la última fase de trámites de su nacionalización, la que ya está aprobada y sólo faltan detalles para que sea un chileno más. Riquero tiene 5 años y medio en el país y más allá del cupo de extranjero que dejará a disposición del club, ¿qué cosas ha aprendido de nuestro país este nuevo compatriota?

Llegó a Chillán, donde jugó en Ñublense y lo primero que le enseñaron como a todo extranjero recién que pisa el territorio fueron los garabatos. "Si, eso en el fútbol es así, se usa mucho, pero es lo que no tiene que quedar", dice.

Explica que lo más llamativo del país para él es la geografía y con ello las costumbres de las distintas zonas. "Más que nada yo trato de aprender todo lo que es la cultura y su geografía, pero obviamente también que soy muy uruguayo, llevo recién 5 años y medio acá. De Chile estuve en el sur, me gustaron sus costumbres y ahora acá en el norte, el desierto que eso no tenemos allá, así que disfruto muchísimo, los escucho mucho a los chilenos", dice.

Explica que su paso por el país es todo un proceso y que parte por entender lo rápido que se habla. "Al principio se complica entenderlos porque hablan muy rápido, ahora entiendo todo y hasta los gestos. Eso lo vemos con algún compañero nuevo, argentino por ejemplo, que no entienden al principio. Mi familia cuando viene tratamos de convivir no solo con la gente del fútbol, sino que con el entorno, otra gente que conocemos y tratamos de interiorizarnos de la cultura, política y lo que compone el día a día de la gente de acá".

Una de las costumbres iquiqueñas que le ha venido bien es la siesta, que es casi parte del patrimonio regional. "Yo duermo muchísima siesta, religiosa para mí, no la cambio por nada, entrenamos de mañana y luego a la siesta".

Comida

Uno de los aspectos donde más distante se le ve es en cuanto a la comida. Riquero es todavía más de asado a leña uruguayo que a porotos con rienda. "Porotos comía en Uruguay acá no mucho. Si en el sur en Chillán se come mucha longaniza, tampoco es algo que me guste porque tiene mucho comino y por ahí no me cae muy bien. Si como chumbeque y también una vez vino gente de Chiloé allá en Chillán e hicieron curanto, con piedras y fue todo un día y si bien no soy de marisco, me gustó como lo hicieron, lo disfrutamos mucho".

Reconoce que lo más difícil para él son los mariscos. "Acá comen mucha comida del mar. En Puerto Montt me dieron marisco crudo recién sacado y me lo comí pero no me gustó, ahí lo hice para no despreciar". Vale decir, a comer mariscos al disco ni invitar al charrúa.

También hay cosas donde Riquero se impresiona. "Me gustan mucho las Fiestas Patrias, como lo celebran, como se juntan, las ramadas, lo familiar, como juegan y se divierten. La otra parte de tomar y matarse no mucho. En Uruguay se toma mucho, pero creo que acá nos sacan una diferencia, tienen los mejores vinos del mundo, pero creo que a veces es demasiado, yo lo vi en las Fiestas Patrias en el sur, la gente tirada en la calle, falta medida en ese sentido", advierte.

Finalmente, Mathías apunta al pesimismo que hay ante las virtudes de nuestro país y llama a confiar más en lo positivo. "Les reprocharía que a veces no se creen lo que son o son medios pesimistas y deben creerse más el cuento y confiar en lo que tienen", reflexiona el jugador.

"Me gustan mucho las Fiestas Patrias, como lo celebran, como se juntan, las ramadas, lo familiar, como juegan y se divierten. La otra parte, la de tomar y matarse no mucho ".

Mathías Riquero,, volante del CDI."