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Madre e hijo estudian juntos para ser abogados

Jenny Díaz y Edson García cuentan cómo es asistir a la misma universidad y por qué ambos llegaron a coincidir en la carrera con la que sueñan con convertirse en fiscales.
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Evelin Aguilar Paniagua

Ella tiene 42 años y él 20, pero esta diferencia de edad y el lazo sanguíneo que los une pasan a segundo plano cuando ambos se sumergen entre los códigos y las leyes con los que a diario deben convivir para convertirse en abogados y por qué no -como ambos sueñan- en fiscales.

Se trata de Jenny Díaz y Edson García, madre e hijo que desde el año pasado recorren juntos los pasillos de la Universidad Santo Tomás, donde estudian Derecho.

Ella le saca ventaja. Jenny este año pasa a cuarto y su hijo a segundo, aunque confiesa que el 2016 estuvo a punto de dejar todo e irse al sur.

"Me enfermé y no pude rendir dos exámenes y ya me había ido mal en otros dos y tenía cuatro repechajes (...) entonces llegó un minuto que dije 'ya no quiero más'", cuenta al afirmar que la única motivación para seguir fue Edson, por el ejemplo que le iba a dar si abandonaba la carrera a mitad de camino.

Más que madre e hijo, realmente parecen compañeros y amigos, y sí que lo son ya que se ayudan en las materias e incluso van juntos a la capilla de la universidad para orar antes de ingresar a un examen.

Las bromas que se generan en clase por tener a su mamá estudiando en la misma universidad e incluso la misma carrera no es algo que incomode a Edson aun cuando, en más de una ocasión, lo llamaron "mamón".

"A veces golpeaban la puerta de la sala, abrían y era mi mamá, y tenía que pararme para ir donde ella y era todo un tema (...). Por mi parte yo no tengo ningún problema, los dos siempre hemos sido 'uña y mugre', y siempre estamos juntos en todo, así que una talla más o una menos, no me molesta", dice Edson, quien con su particular estilo de vestir denota seguridad en sí mismo.

Y justamente porque no lo ven como un problema sino como una oportunidad, ambos le sacan provecho a estudiar, de alguna manera, juntos. Jenny, por ir dos años más avanzada, guarda sagradamente los apuntes de cada materia para su hijo y él luego no solo se los queda, sino también -según cuenta- los fotocopia y comparte con sus compañeros para que todos tengan las mismas posibilidades.

"Con eso empiezo desde antes a repasar, pero evito de hacerle preguntas por orgullo de que quiero sacar esto solo, pero los apuntes son de vital ayuda (...) y para las pruebas, si tengo alguna duda, mi mamá me explica y con palabras que son entendibles", relata el joven iquiqueño.

La elección

Detrás de esta común elección de carrera hay una historia que trae al presente dolorosos momentos que tuvo que afrontar esta familia. La muerte de tres familiares y el no haber logrado justicia. Eso fue lo que impulsó a Jenny a tomar la decisión, pero para ello debió cumplir una tarea pendiente: concluir la enseñanza media.

"Faltan profesionales que de verdad se dediquen a ver los problemas de la gente, por ejemplo, mi papá murió en el hospital de Iquique por negligencia médica y en esa oportunidad hice una denuncia en el Consejo de Defensa del Estado pero no prosperó, mi hermano murió en condición de calle producto del flagelo de la droga (...) y cuando lo fui a retirar nos dimos cuenta que le habían sacado las corneas (...), y el 2013 atropellaron a mi mamá", recuerda.

Estos mismos hechos junto al "gusto" por esta profesión, animaron a Edson a seguir los pasos de su madre aunque, eso sí, reconocen que a él le va mejor con las notas.

Si bien terminarán la universidad en años diferentes, Jenny esperará a su hijo para luego juntos enrumbar a Santiago donde esperan cumplir algunos de sus sueños: formar un buffet de abogados, ser fiscales y, en el caso de ella, diputada.

"Para las pruebas, si tengo alguna duda, mi mamá me explica y con palabras más entendibles".

Edson García"