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60 años de amor que comenzaron con un encuentro en la Catedral

Hoy tienen 81 y 77 años y están celebrando sus 6 décadas de matrimonio. Festejarán de una forma distinta.
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Carlos Luz Aguilera

En rigor son 63 años de amor. Se conocieron un 8 de diciembre de 1954 cuando una actividad en la iglesia Catedral los juntó por primera vez. Antes Óscar Toledo sólo se debía conformar con mirar de lejos a Gladys Miranda, cuando a diario caminaba cerca de su casa, y enviarle mensajes de amor con una amiga. Él tenía 19 años y ella 14.

Ese día 8, y a metros de ella, Toledo no pudo aguantar las ganas de acercarse a Miranda, y cuando tuvo la oportunidad de hacerlo lo hizo. Hablaron de cualquier cosa. "De ese momento no nos separamos más", recuerda Miranda.

Hoy 26 de enero cumplen 60 años de matrimonio, un acontecimiento que no se dio fácilmente: "Mi padre me dijo que si yo pololeaba me iba a cortar en pedacitos y a él lo iba a matar. Tenía miedo", recuerda ahora entre risas. Entonces a escondidas y con ayuda de una amiga empezaron a forjar su amor.

"Él me dijo que quería pololear conmigo para ser el papá de mis hijos. Yo le dije que primero teníamos que casarnos", recuerda una vez más riéndose. Toledo también sonríe mientras la mira.

Miranda dice que más adelante Toledo se envalentonó para hablar con su padre para confesarle sus intenciones (…) A regañadientes aceptó, pero debían cumplir más de un año como novios.

Su receta

Coinciden que su amor alimentado por el respeto, la tolerancia y la comunicación, sobre todo por el diálogo -en que ambos escuchan el punto de vista del otro- para evitar así las peleas y el estrés, ha sido la fórmula para que sigan tan unidos y enamorados como el día que su pololeo se formalizó, ocho días después de conocerse. Toledo Miranda se declaró a un costado de la Catedral. "El secreto es ser amigos y muy unidos con los hijos", confiesa Miranda. "Nada de gritos", ríe.

"Uno cuando andaba de pololo se daba besos y abrazos con su pareja, entonces por qué ahora de viejo no se hace lo mismo. Hay que salir de la mano a disfrutar de la vida. Es un error dejar que muera el amor. En nuestro caso somos súper callejeros", dice Miranda. Ahora salen menos por una artrosis en sus rodillas.

Como anécdota, cuentan que están participando en un club del adulto mayor donde son la única pareja. "El 90% está viudo", dice Toledo. Mantener sano el cuerpo, aparte del corazón, también ha sido una lucha de décadas.

Casarse o nada

Antes de casarse, un viaje que debía realizar Miranda a Antofagasta podía haber terminado esta historia de amor que aún le sobraba guión. Era impensado para ambos una separación, y por esto lo solucionaron con el compromiso que hoy los tiene de aniversario. "Nos casamos en la Catedral". Una vez más la iglesia se convirtió en su lugar preferido para llevar a otro nivel su relación.

Bono

Este matrimonio blindado de separaciones se ha hecho famoso en la región: hace 10 años los iquiqueños aplaudieron sus Bodas de Oro luego de publicarse su acontecimiento en La Estrella. El ex presidente Sebastián Piñera también los premió entregándole un bono de 300 mil pesos, conocido como el bono de las Bodas de Oro. También recibieron un diploma que dice: "Por creer en el amor". "Eso hacemos", dice Toledo.

Con el dinero aprovecharon de irse de luna de miel que tenían pendiente desde 1957. Su juventud y la poca flexibilidad del trabajo no le permitieron viajar. Sin embargo, con el pasar de los años que mejoró su situación económica por la estabilidad de sus trabajos, empezaron a viajar a varios lados de Sudamérica. "Somos unos patiperros, unos aventureros", dice Miranda.

Y no sólo lo hacen en el extranjero. Cuando pueden se toman de la mano y empiezan a recorrer Iquique. Dicen que en aquellos momentos solo necesitan a su pareja. El borde costero es un lugar predilecto para sus andanzas.

Diferencias

Cuentan que en sus tiempos de joven no existían las distracciones que hay hoy, como los celulares, la televisión, el internet, y "el libertinaje". Entonces le dedicaban harto tiempo a fortalecer y mantener su circulo más cercano: la familia. "Uno no miraba más allá", se ríe Toledo.

Miranda, por su parte, refiriéndose a cómo hoy se crían a los hijos, dice que antiguamente las mamás le dedicaban más tiempo. "Antes las mujeres nos dedicábamos a educarlos en la casa. Él hombre tiene que buscar el sustento y la compañera tiene que criarlos. Si en la casa no hay ninguno de los dos que los cuide, los niños salen inestables".

Hoy de bien temprano celebrarán sus 60 años de matrimonio, y lo harán de una forma distinta a años anteriores: "Iremos a la playa Bellavista, otro lugar que ha sido testigo de nuestro amor, y nos quedaremos hasta bien tarde. Regresaremos de noche", dice Toledo mientras mira a Miranda.

"El amor es como una plata que la riega la constancia y la marchita el olvido".

Es la frase que cree fielmente Óscar Toledo y Gladys Miranda"