Honor al tiempo
Nos cuesta manejar la noción del tiempo. El llamado tiempo histórico o lineal no logra sintonizar con nuestras tradiciones. El tiempo y la puntualidad en Iquique son casi enemigos. A pesar de tanto relojes montado sobre paredes y muñecas no le encontramos la vuelta. Por lo mismo el reloj de la plaza Prat nos simboliza. Nunca está a la hora. Hubo otros que se perdieron, el de Zegers con Baquedano debe estar en categoría de cachureos y de vez en cuando aparece por la magia de las viejas fotografías.
La puntualidad es un bien europeo y su respeto proviene de la ética protestante. Es ya clásica la anécdota de Kant. Un señor pregunta la hora y el otro sin mirar el reloj le dice las 14.00 horas. Perplejo pregunta por qué sabe si no miró su reloj. "Es que todos los días a esta hora pasa por acá este filósofo". En Iquique no tenemos un Kant, menos un puntual.
Están aquellos que hablan y hablan sin lograr decir mucho. Pero advertido de lo latoso que son, usan la frase cliché: "Para hacer corto el cuento". Pero ya es tarde. Cuando ya todo empezó tarde, media hora después de la citación, (y puede ser más) el conductor casi en serio dice: "En honor al tiempo". Me llama la atención esa expresión. Si no se le respeta nunca, se apela a su condición de honorabilidad. Además y esta es una constatación de mis años haciendo clases, los que llegan atrasados, siempre meten bulla. Estaban aquellos que al entrar al cine, con John Wayne ya sobre el caballo, saludan en voz alta al público. Imagínense lo que el respetable le respondía. Hasta el caballo del vaquero enrojecía.
El tiempo que presuntamente debe administrar el reloj cae en el territorio del caos. Otros para explicar sus atrasos continuos, toman como argumento que viven en Alto Hospicio. Esta joven comuna se convierte en una excusa para llegar tarde.
Llegar tarde, ser impuntual, usar el reloj solo como ornamento, es parte de nuestra condición de pueblos en que los urgente puede esperar 30 años.
"Ser impuntual, usar el reloj solo como ornamento, es parte de nuestra condición de pueblos en que los urgente puede esperar 30 años".
Bernardo Guerrero,, sociólogo"