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La mente artificial no podrá reemplazar al cerebro humano

Así lo piensan expertos que acudieron al Mobile World Congress, realizado en Barcelona.
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Tamara Meruane - Desde Barcelona

Un robot alcohólico como Bender, de Futurama. Uno que observa con ojos de ternura como Wall-E, de la película homónima. Otro que a ratos se siente presionado y se vuelve torpe, como C3PO, de Star Wars.

La cultura popular está plagada de ejemplos que ficcionan e imaginan en torno a la Inteligencia Artificial (IA). Y, la realidad, es que aún las máquinas están lejos de llorar o reír a carcajadas. Lo que sí se pudo ver de cerca en la última edición del Mobile World Congress (MWC), que se realizó durante esta semana en Barcelona, fue todo su potencial industrial. Sólo un dato: el estudio "Por qué la Inteligencia Artificial es el futuro del crecimiento", de Accenture, analizó 12 economías a nivel mundial (que representan el 50% del PIB global) y estableció que la IA puede duplicar las tasas de crecimiento económico al año 2035. También, según el último reporte de tendencias globales de IDC, para 2020 "el 10% de todas las iniciativas de transformación digital, y el 60% de todos los esfuerzos efectivos de internet de las cosas, usarán capacidades cognitivas (inteligencia artificial)".

Mucho más que datos

Durante el congreso la IA se llevó buena parte de las miradas -y las conferencias- con una moto y un auto que podían conducir solos, una máquina que hacía "obras de arte" o que era capaz de "colorear" un vestido de novias, según la personalidad del usuario con datos recogidos de Twitter. Sin embargo, Juan Ramón Gutiérrez, líder de soluciones industriales de IBM y experto en IA se apura en explicar a este medio: "¡No, no! ¡Es que no maneja datos! Es decir, los sistemas cognitivos no hablan de datos, eso pertenece al Big Data, a la analítica de datos masivos. Estos sistemas no tratan sólo con eso, sino que incluyen información no estructurada. La IA es capaz de leer un millón de documentos y extraer conclusiones. Entonces, no tiene sentido hablar de datos. La gracia es que el volumen de información es enorme: puede leerse todas las enciclopedias del mundo y además de leerlas, entender y concluir".

El experto explica que todos los sistemas de IA necesitan de alguien que los entrene. En base a esto pueden aprender, pero también son capaces de interpretar. Y aclara, tajante, que "Siri" (la app de iOS que funciona como asistente) no es IA: "A un teléfono le podemos hablar y nos transcribe, pero eso no es IA, eso es capacidad computacional. La gracia es que con un sistema de IA que analiza, somos capaces de saber si la persona que está frente al computador está contenta o enfadada o si está en una situación de estrés y, por lo tanto, necesita ayuda concreta. La IA es capaz de aplicar modelos que determinan cuál es el estado de ánimo de la persona que está interactuando con el sistema".

¿reemplazo humano?

El mito de que la IA podrá desplazar al ser humano ha recorrido los pasajes de la ciencia ficción. Sin embargo, los expertos lo desmienten. Es más, aseguraron que funciona de manera complementaria. Por ejemplo, en medicina, la IA pregunta: 'Cuando pasa esta situación, ¿tu paciente cómo reacciona?'. Así, se hacen cuestionarios y las respuestas se cargan al sistema.

Gutiérrez dice que la IA no puede reemplazar al ser humano porque "la inteligencia humana es fundamental para que la IA nos ayude a ser más inteligentes. No nos tiene que reemplazar, nos tiene que potenciar nuestra propia inteligencia que, luego, si la sabemos utilizar se vuelve a cerrar el ciclo retroalimentado a la IA para que seamos más inteligentes".

Rodrigo González, presidente ejecutivo de Accenture Chile y especialista en IA, asegura a este medio: "La IA no reemplazará al talento humano, sino que será un complemento. Gracias a la automatización, la fuerza laboral se enfocará en lo que mejor hace: el pensamiento abstracto y el razonamiento contextual, el cual aún no es desarrollado por las máquinas. La IA es una colección de múltiples disciplinas científicas soportadas por tecnologías que permite a las máquinas o programas cuatro elementos centrales: interpretar, entender y actuar y aprender de forma autónoma o para aumentar las capacidades en colaboración con los humanos".