Mucho se ha especulado sobre quién fue realmente este personaje conocido como "el Coronel North" o "el rey del salitre". Para algunos fue el gran responsable de la especulación con los certificados salitreros peruanos durante la Guerra del Pacífico, para otros incluso lo acusan de estar detrás de la guerra civil de 1891 y el consecuente suicidio del Presidente J.M. Balmaceda.
Se le ha caricaturizado como un hombre de baja cultura y alta ambición, capaz de desafiar a un gobierno y organizar fiestas para la aristocracia británica. Se dice que fue capaz de sobornar a políticos chilenos y hacer sociedades con reyes. Poco se habla, en cambio, de su generosidad, de la cual se beneficiaron ciudades como Leeds e Iquique.
John Thomas North fue un empresario exitoso y mundializado, logró abrir minas de carbón en Gales, de caucho en Sudáfrica y de oro en Australia, además de otros proyectos en Europa y el resto del mundo. Inglaterra llevó al imperio británico a su mayor expansión durante el reinado de Victoria I (1837-1901), bajo una política internacional conocida como Pax Británica, donde las empresas de esta nacionalidad dominaron en todo el mundo, incluida América Latina.
La necesidad de producción de alimentos por la expansión de la población y la economía producto de la revolución industrial, el guano y el salitre, ubicados en el desierto de Atacama, llamaron la atención de casas británicas como la Gibbs, la más importante de todas las que llegaron estas playas y, por cierto, más que todas las compañías creadas por propio Rey del Salitre. Desde este punto de vista, North fue uno más de tantos británicos exitosos y de dudosa ética empresarial que se aventuraron por el mundo. Su influencia en la industria del salitre, la más importante de todas sus inversiones, recién se puede observar a partir de 1884 y la muerte le visita en 1896, es decir, su reinado fue de solo una década. Tenía 54 años de edad.
Por razones de espacio, no podemos referirnos al origen de la fortuna de J.T. North, que por cierto está relacionada con el nitrato de Chile, ni a su presencia en Iquique y la pampa salitrera, y menos a su papel en la política interna chilena. Solamente diremos que en 1871 llegó a Iquique, tenía 29 años de edad, y su presencia todavía ronda las calles del puerto.
"Se le ha caricaturizado como un hombre de baja cultura y alta ambición".
Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014."