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La historia

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En 1973, Patricio Cabezas era un simple adolescente, pero fue el 11 de septiembre de ese mismo año en que decidió acompañar a su padre Julio para entregarse voluntariamente a los militares pensando en que nada sucedería, pero desde ese entonces no lo volvió a ver. Julio era abogado y se encontraba realizando una investigación a un juez de Iquique por narcotráfico, pero luego del golpe militar, este juez asumió como fiscal militar y dio la orden de llevar prisioneros hasta el campo de concentración en Pisagua, entre uno de ellos, estaba el padre de Patricio. Luego de 17 años desde su desaparición, en el 90 su hijo y un grupo de paleros llegaron hasta el pueblo nortino para excavar y ver qué encontraban, y fue en esta hazaña que hallaron a 18 cuerpos y uno más, el de Julio Cabezas.