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Los desafíos para una verdadera integración

Familias de niños y jóvenes Down exponen sus dificultades en el sistema escolar y la falta oportunidades.
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Ximena Araya Monroy

Ayer se celebró el Día Internacional del Síndrome de Down, que busca reconocer la contribución de las personas con esta condición y la importancia de fomentar su autonomía e independencia.

En Iquique no fue la excepción, ya que la fecha se conmemoró con una animada jornada en la Escuela Los Tamarugos, donde se presentaron los tres instructores de zumba formados en el establecimiento. Se trata de Bruno Paniagua, Mauricio Lolas y Alejandro Bartolo, quienes brindaron una entretenida mañana a sus compañeros.

En la tarde la agrupación Vida Down organizó la Fiesta Incluye Down en la Plaza Prat, que a través de diversas agrupaciones artísticas entregó un mensaje de integración y aceptación, ya que en ambos espacios, los padres y amigos de los niños y jóvenes con esta condición coinciden en que falta mucho por avanzar en cuanto a integración escolar e inclusión laboral.

De esto dio cuenta Francisca Cuellar, tesorera de la agrupación Vida Down que recientemente se formó, quien afirma que existen muchos desafíos pendientes especialmente en el ámbito escolar.

"Cuando son bebés todos los aceptan, pero no hay colegios con una inclusión verdadera. Muchos niños supuestamente con integración andan dando vuelta en el patio", dice Cuellar, quien agrega que una de las primeras tareas de la entidad será efectuar un catastro de los colegios con integración escolar en la región y qué tipo de proyectos educativos ofrecen.

Otro aspecto relevante a su juicio es que no cuentan con oportunidades en el mundo laboral, por lo cual sus objetivos son educar a la población y en algunos casos a ellos mismos, ya que añade que hay algunos padres muy aprensivos.

"Nosotros queremos que nuestros hijos se inserten, no los queremos en una burbuja", resalta.

Precisamente a eso apunta la escuela Los Tamarugos, según indica su kinesióloga Loreto Fredes, quien señala que se busca apoyar la educación y potenciar competencias extras a través de diversos talleres (como teatro, arte, reciclaje, bodyboard) que aporten lo más posible a su autonomía, ya que a los 26 años egresan del establecimiento.

Sobre este punto se refiere Winder Bartolo, padre del instructor de zumba, quien valora el aporte de la escuela Los Tamarugos, pero se interroga sobre el futuro de los jóvenes al egresar del centro.

"Hay intención de insertarlos (en la sociedad), pero es lo mínimo, son muchos los niños que cumpliendo los 27 ya no pueden ingresar a estos colegios, pero se olvidan que ellos siguen siendo niños", expresa el exapoderado, quien adiciona que falta un espacio para que sigan desarrollándose social o laboralmente.

"Yo conozco a dos niños con síndrome de Down que tienen trabajo estable con un contrato normal, ahí me gustaría llegar", expresa Winder.

Por último, una mirada más optimista tiene Paula González, madre de Josué de 13 años , quien además del síndrome de Down presenta un espectro autista, lo que le dificulta su relación con los demás. "Lo más complejo es que la sociedad aún no incluye, pero vamos avanzando", manifiesta la apoderada, quien entregó un potente mensaje de qué significa la inclusión.

"Me he sentido acogida con mi hijo (en la escuela), es como una familia en realidad... se agradece encontrar la inclusión en todas partes, no solamente en un colegio donde nos sintamos resguardados, la idea es que nos sintamos incluidos en toda la sociedad en general".

Los desafíos para una verdadera integración

Familias de niños y jóvenes Down exponen sus dificultades en el sistema escolar y la falta oportunidades.
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Ximena Araya Monroy

Ayer se celebró el Día Internacional del Síndrome de Down, que busca reconocer la contribución de las personas con esta condición y la importancia de fomentar su autonomía e independencia.

En Iquique no fue la excepción, ya que la fecha se conmemoró con una animada jornada en la Escuela Los Tamarugos, donde se presentaron los tres instructores de zumba formados en el establecimiento. Se trata de Bruno Paniagua, Mauricio Lolas y Alejandro Bartolo, quienes brindaron una entretenida mañana a sus compañeros.

En la tarde la agrupación Vida Down organizó la Fiesta Incluye Down en la Plaza Prat, que a través de diversas agrupaciones artísticas entregó un mensaje de integración y aceptación, ya que en ambos espacios, los padres y amigos de los niños y jóvenes con esta condición coinciden en que falta mucho por avanzar en cuanto a integración escolar e inclusión laboral.

De esto dio cuenta Francisca Cuellar, tesorera de la agrupación Vida Down que recientemente se formó, quien afirma que existen muchos desafíos pendientes especialmente en el ámbito escolar.

"Cuando son bebés todos los aceptan, pero no hay colegios con una inclusión verdadera. Muchos niños supuestamente con integración andan dando vuelta en el patio", dice Cuellar, quien agrega que una de las primeras tareas de la entidad será efectuar un catastro de los colegios con integración escolar en la región y qué tipo de proyectos educativos ofrecen.

Otro aspecto relevante a su juicio es que no cuentan con oportunidades en el mundo laboral, por lo cual sus objetivos son educar a la población y en algunos casos a ellos mismos, ya que añade que hay algunos padres muy aprensivos.

"Nosotros queremos que nuestros hijos se inserten, no los queremos en una burbuja", resalta.

Precisamente a eso apunta la escuela Los Tamarugos, según indica su kinesióloga Loreto Fredes, quien señala que se busca apoyar la educación y potenciar competencias extras a través de diversos talleres (como teatro, arte, reciclaje, bodyboard) que aporten lo más posible a su autonomía, ya que a los 26 años egresan del establecimiento.

Sobre este punto se refiere Winder Bartolo, padre del instructor de zumba, quien valora el aporte de la escuela Los Tamarugos, pero se interroga sobre el futuro de los jóvenes al egresar del centro.

"Hay intención de insertarlos (en la sociedad), pero es lo mínimo, son muchos los niños que cumpliendo los 27 ya no pueden ingresar a estos colegios, pero se olvidan que ellos siguen siendo niños", expresa el exapoderado, quien adiciona que falta un espacio para que sigan desarrollándose social o laboralmente.

"Yo conozco a dos niños con síndrome de Down que tienen trabajo estable con un contrato normal, ahí me gustaría llegar", expresa Winder.

Por último, una mirada más optimista tiene Paula González, madre de Josué de 13 años , quien además del síndrome de Down presenta un espectro autista, lo que le dificulta su relación con los demás. "Lo más complejo es que la sociedad aún no incluye, pero vamos avanzando", manifiesta la apoderada, quien entregó un potente mensaje de qué significa la inclusión.

"Me he sentido acogida con mi hijo (en la escuela), es como una familia en realidad... se agradece encontrar la inclusión en todas partes, no solamente en un colegio donde nos sintamos resguardados, la idea es que nos sintamos incluidos en toda la sociedad en general".