Canchones apostará por el enoturismo
En la undécima vendimia se habló sobre el convenio que se firmará con la viña Santa Carolina y los planes de comercialización de vinos durante 2017.
Once años de desarrollo cumplió la iniciativa Vino del Desierto, dirigida por la Universidad Arturo Prat (Unap) y financiada por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC), otorgado por el Gobierno Regional. Durante todo este tiempo, el proyecto no solo ha logrado la compleja tarea de elaborar vinos en el desierto más árido del mundo, sino que también, en 2016, ha dado con el descubrimiento de una cepa presente únicamente en los suelos salinos de la pampa de nuestro país, la cual fue denominada por los investigadores como Tamarugal.
Y este año sigue siendo prometedor en cuanto a avances. Según se dio a conocer en la fiesta de la vendimia, celebrada el día de ayer en la Estación Experimental Canchones -lugar donde se encuentra el viñedo, que tiene dos hectáreas de tamaño- las novedades son dos: un convenio con la viña Santa Carolina y el inicio de planes de enoturismo, o turismo enfocado en las zonas de producción vinícola.
Viña santa carolina
"Estamos próximos a firmar el convenio con Santa Carolina, quienes nos han estado asesorando desde el año pasado", dijo la ingeniera agrónoma y encargada del cultivo de las plantas de Vino del Desierto, Ingrid Poblete.
Si bien aún no hay una fecha agendada para la alianza, la profesional contó que la empresa se encuentra interesada "en las plantas que tenemos por sus características de resistencia a las condiciones salinas. Más adelante, vamos a probar qué tal se comportan aquellas variedades francesas bajo las condiciones de la zona, utilizando nuestras cepas antiguas como portainjerto", adelantó.
Enoturismo
Además del gran aporte de investigación aplicada que este pequeño viñedo entrega a nivel científico y social, Vino del Desierto quiere ser también una ventana a un nuevo rumbo turístico.
Según lo que explicaron las autoridades, se formará una ruta que incluya la viña de Canchones, como también se espera "poder comercializar el vino durante este año, para lo cual estamos haciendo los trámites administrativos. Además, en junio se nos entregarán los recursos Fic (al rededor de $600 millones)", contó Marcelo Lanino, académico encargado del proyecto.
Por su parte, Carolina Quinteros, directora de Sernatur, indicó que se está trabajando en conjunto con la Unap en el Programa Estratégico Regional (PER) Descubre Tarapacá para definir lineamientos y que ya se está trabajando en variados aspectos.
"En este desierto, el enoturismo se nos presenta como una diversificación. El hecho de poder ofrecer al turista más panoramas, aparte de los naturales, con el desarrollo de esta cepa y de este circuito vinculado a la historia patrimonial", dijo Quinteros.
Y es que se dice que la producción de vino en la zona se dio desde la llegada de los españoles, hasta 1940, fecha en la que desapareció por escasez de agua, impuestos elevados y la crisis del salitre. Así, la recuperación de las cepas y de la tradición vitivinícola es un gran atractivo más en la contundente historia de Tarapacá.
En ese sentido, Mario Venegas, seremi de Agricultura, plantea que Tamarugal debe ser reconocida. "Esta cepa tiene que ser una imagen como región, así como lo es el Gigante de Tarapacá", planteó.
Producción
A cargo de cuatro agricultores de la zona se encuentra la producción de los vinos de Canchones. Entre las variedades de uva presente en el lugar se hallan país, gros colman, ahmeur bou ahmeur y Tamarugal. Del procesamiento de estas, se han obtenido vinos blanco seco, blanco abocado, late harvest y también tinto. Si bien durante el año pasado elaboraron 3 mil botellas, los encargados del proyecto creen que la cantidad va a ir en aumento. Son alrededor de 500 a 600 litros anuales.
5 tipos de cepas se pueden encontrar en la Estación Experimental Canchones.
3.000 botellas se elaboraron durante el año 2016.