A propósito de Huanillos, monumento nacional
Fue en 1949, en que recibí recado de mi abuela Nazaria, doña Nazi como la llamaban, invitándome a pasar las vacaciones de verano en las Salinas de Huanillos, perteneciente a la Compañía Explotadora de las Salinas de Punta de Lobos.
Viuda, tenía una fonda en la cual cocinaba para los empleados de la oficina. Uno de sus comensales, Gustavo Araníbar, me propone trabajar en la oficina como empleado, con sueldo de obrero.
Mis antecedentes, cuarto año en el Instituto Comercial. El producto del Salar Grande era acarreado por andariveles de una longitud de 11,5 kilómetros, dividido en dos secciones que formaban un ángulo recto cerca de la caleta.
Tenía tres estaciones, "El Angulo," "El Patio" y "La Pampa". Su capacidad de arrastre era de 30 toneladas por hora. El molino para chancar y moler las "colpas" de sal entregaba unas 20 toneladas por hora. La sal era 99% pura. El 1%, impureza del aire. Huanillos era un lugar atrayente, sobre todo el viejo castillo, edificación de piedra y madera donde vivía el administrador de la caleta.
Fue construido en 1933 y José Zuleta, iquiqueño fue quien canteó las piedras. El administrador en esos años era de apellido García Burr.
Más que merecido el declararlo Monumento Nacional Histórico, y destacar el trabajo de "los tres mosqueteros" quienes lo hicieron posible.
"Fue construido en 1933 y José Zuleta, iquiqueño fue quien canteó las piedras".
Pedro Bravo Elizondo,, Kansas."