La feroz guerra civil española (1936-1939) entre republicanos y nacionales y que en Iquique dividió a la colonia residente, tuvo un episodio inolvidable en a Universidad de Salamanca (1936), donde se enfrentaron verbalmente su rector, el famoso filósofo vasco Miguel de Unamuno, y el iracundo general Millán Astray, creador de la Legión Extranjera (hispana).

En la Universidad de Salamanca (zona nacional) se celebró el "12 de Octubre". El rector escuchó a un orador que denunció a la Anti-España roja opresora de la parte sana del país. Se refería al eje Madrid-Barcelona y Bilbao. El filósofo pidió la palabra para rebatirlo. Duda de la guerra internacional en defensa de la civilización cristiana. "Pero no, la nuestra es una guerra incivil (...) y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión, el odio a la inteligencia, que es crítica y diferenciadora, inquisitiva, más no de inquisición". Sobre los catalanes y vascos afirmó: "y aquí está el señor Obispo, catalán, para enseñar la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda la vida enseñándonos la lengua española, que no sabéis. Es sí es un imperio, el de la lengua, y no..."

Bruscamente el general Millán Astray grita para intervenir. Se escucha entre el público el patético grito ¡Viva la muerte!, lema de la Legión. El iracundo general dice: "Cataluña y el país vasco... son dos cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en carne viva y sana con frío bisturí. La carne sana es la tierra, la enferma, su gente..."

Ante semejante discurso, el rector replica. Critica el ataque a vascos y catalanes, añadiendo: "Acabo de oír e grito necrófilo e insensato de ¡Viva la muerte! Esto me suena lo mismo que ¡muera la vida! El general Millán Astray es un inválido de guerra". Expone el caso de Cervantes. "Un inválido que carezca de la grande espiritual de Cervantes... de esa superioridad del espíritu, suele sentirse aliviado como aumenta el número de mutilados alrededor de él" y que el general desearía ver "a España mutilada como inconscientemente lo dio a entender".

Millán Astray ofuscado gritó: ¡Muera la inteligencia! Unamuno le responde: "Este es el tiempo de la inteligencia y yo soy sumo sacerdote". Vosotros estáis profanando su sagrado recinto". Termina: "Venceréis pero no convenceréis" y que "os falta:razón y derecho en la lucha".

Fue el enfrentamiento de dos mundos: El del pensamiento de un hombre sabio y el de la fría mentalidad de un general mutilado. Unamuno, desilusionado del alzamiento, es destituido y puesto bajo vigilancia policial. Falleció a fines de 1936.

Mario Zolezzi Velásquez