La mitología griega nos relata que Pigmalión, Rey de Creta, estaba tan obsesionado con no poder encontrar su mujer ideal, que se decidió a esculpirla en piedra. Cuando terminó la escultura y viendo que era tal su perfección, se enamoró perdidamente de ella. Fue tanto su amor por su mujer de piedra, que la diosa Afrodita dio vida a Galatea, que pasó de ser escultura a una mujer real.
De esta hermosa historia toma su nombre el fenómeno psicológico llamado "efecto Pigmalión", y que consiste en que a través de querer que algo suceda con tanta fuerza, podemos ser capaces de inducirlo en otros. Aparentemente, parece ser un efecto mágico, pero no lo es. Popularmente se le llama también la "profecía autocumplida".
Ejemplos del efecto Pigmaleon los hay de sobra, pero uno de los mas interesantes es el estudio de Rosenthal (1994), en que se demostró que las expectativas de los profesores en la escuela, pueden condicionar el resultado de sus alumnos. Si se les considera capaces y sin limitaciones, obtendrán mejores resultados que si se les trata recordándoles sus incapacidades.
En la vida cotidiana encontramos otros ejemplos como el del empleado que solo por recibir el estímulo y aceptación de su jefe, obtendrá mejores resultados que aquel que permanentemente se le recrimina y sanciona.
En Tarapacá también encontramos ejemplos interesantes del efecto Pigmalión. Solo basta recordar la creencia colectiva de que somos una "tierra de campeones", lo que nos ha llevado a lograr desempeños deportivos notables y cada cierto tiempo logramos títulos destacados o posiciones de gran nivel. Nuestros jóvenes deportistas saben que pueden ser campeones y lo hacen.
Me podría extender con otros interesantes ejemplos en Tarapacá, tanto con consecuencias positivas como negativas (el efecto funciona en ambos sentidos), pero por espacio solo quiero dejar planteado un desafío: convenzámonos con todas nuestras fuerzas que la región puede lograr un desarrollo sin límites, que integre Zofri, Minería, Energías Renovables, Turismo, Innovación y otros ámbitos, para poder ser los mejores.
Ya es tiempo que creamos que nuestra región soñada no es solo una escultura, como la Galatea de Pigmalión, sino que podemos volverla realidad solo con la fuerza de nuestra pasión.
"La región puede lograr un desarrollo sin límites".
Juan Carlos Carreño C., Rector Universidad Santo Tomás."