El desafío de censar en zonas extremas del Tamarugal
Ocho militares llegaron al pueblo de Mocha para encuestar, pero algunos factores dificultaron el proceso.
Cuando el sol recién estaba apareciendo por la quebrada de Tarapacá, los 20 pobladores de Mocha, en la comuna de Huara, ya estaban preparados para ser censados. Para Lupercina Chuquitiglla Bueno, de 71 años, iba a ser su tercera experiencia en este poblado que está a dos horas de Iquique y vive de la agricultura.
Como las seis familias se encontraban dispuestas a ser censadas desde bien temprano, la incertidumbre empezó a inquietarlos cuando ya eran las 10:30 horas. Chuquitiglla Bueno dijo que no sabían a qué hora iban a aparecer los censistas, ya que nadie les informó del periodo de tiempo aproximado (entre las 9 y 18 horas) en que debían pasar los encuestadores.
Su preocupación se basó en que ellos viven a diario de la agricultura y del cuidado de sus animales. Entonces, por esperar por varias horas en sus casas no podían acercarse a sus chacras o ganados. Como dijo Chuquitiglla Bueno, y su vecino Juan Díaz Callpa, el pueblo es conocido, principalmente, por sus cosechas de zanahoria, choclo y ajo, las que son vendidas en el Terminal Agropecuario de Iquique.
Cuando los rayos del sol ya pegaban fuerte en el poblado, rodeado de varias plantaciones, a eso de las 13 horas, aparecieron dos camionetas del Gobierno Regional con ocho militares de la Segunda Brigada de Pozo Almonte. Venían por el camino que pasa cerca por los pueblos de Huaviña y Sibaya. Este último fue el centro de reunión de todos los censistas que recorrieron las zonas rurales del Tamarugal.
El sargento segundo Marco Muñoz estaba a cargo de este grupo de censistas uniformados, quienes en sus manos llevaban un papel con el sector de Mocha donde debían ir para censar a los mocheños.
Para el oficial Muñoz esta fue su segunda experiencia como voluntario del Censo. La primera vez ocurrió en Arica. Respondió que la de ayer fue distinta por las condiciones del pueblo que dificultaron el proceso: "Como los pueblos del Tamarugal se encuentran alejados entre ellos, nuestro trabajo se atrasa. Además, las casas de Mocha, por ejemplo, no cuentan con numeración y sus calles no tienen un nombre visible. Solo tenemos puntos referencia. Por eso esto se hace más difícil".
Cuando empezaron a recorrer las casas se dieron cuenta de que en muchas de las viviendas, gran parte de adobe, no había nadie. "El resto viene por las fiestas de San Antonio y de la Virgen de Lourdes", explicó Díaz Callpa.
Sin embargo, los militares informaron que iban a pasar dos veces por cada domicilio para asegurarse de que no hubiera moradores. Y en el caso de que no pudieron censar, dejaron una notificación para que la caracterización de las personas ausentes se concrete más adelante.
A Chiquitiglla Bueno y a Díaz Callpa le habría gustado que la encuesta hubiera incluido otras preguntas vinculadas con la gente que vive en pueblos, como la falta de conectividad.
De forma anecdótica, la participación de los censistas en los pueblos se atrasó por la escasa señal de internet, ya que estaban usando unos aparatos con poca capacidad, es lo que lamentó el gobernador de esta provincia, Rubén Moraga.
20 personas aproximadas se encontraban en Mocha para ser censados por militares.