La pampina de los tres siglos
Hace poco tiempo la señora Luisa Suárez vda. de Corona cumplió cien años, acontecimiento que fue celebrado íntimamente por su familia. Su esposo, don Domingo, venía frecuentemente a la tienda a conversar con mi padre. Desde hace tiempo este diario informa de casos de vecinos iquiqueños, por lo general damas, que han llegado al siglo de vida o lo han sobrepasado. En el pasado salitrero hubo un caso muy especial. En 1906 fallecía en una oficina salitrera del lado norte de la pampa una señora de 108 años y que ¡había vivido en tres siglos! Esto tiene su explicación.
Lo señalado más arriba ocurrió en la oficina Santa Catalina. El antiguo centro salitrero, bajo custodia fiscal, fue adquirido por el Gobierno del Presidente Balmaceda, hasta que después se decidió venderlo para reactivarlo. En 1900 en Londres se organizó con ese fin la Santa Catalina Nitrate Co. Ltd. Era una nueva oficina salitrera cerca de la Estación y cantón de su mismo nombre.
En ese tiempo se debe haber radicado esa anciana de nacionalidad boliviana, probablemente cochabambina. Se llamaba Juana Encina, que tendría 100 años de edad. Es totalmente imposible que haya venido desde Bolivia con un siglo de vida. Muy probablemente antes estuvo radicada en otras partes de la pampa tarapaqueña, a donde llegaban muchísimos trabajadores desde el altiplano boliviano, haciendo un largo y penoso viaje. Pasó el tiempo y doña Juana se instaló en ese centro salitrero, seguramente acompañada por algún familiar o allegada en una familia pampina solidaria, atendiendo su avanzada edad.
La longeva señora debió ser un querido personaje del campamento de los trabajadores de la Oficina Santa Catalina. En septiembre de 1906 sus ojos se cerraron para siempre. Había vivido 108 años, equivalentes a un siglo, un lustre, más un trienio. Nació en 1798, es decir, en el siglo XVIII, viviendo en éste dos años. En ese tiempo Bolivia era el Alto Perú, dependiendo del Virreinato del Río de la Plata (Buenos Aires); todo el siglo XIX, extendiendo su existencia por otros 6 años más, correspondientes del siglo XX "El Tarapacá" de la época comenta al respecto: "¡Caramba que es vivir!".
En Tarapacá salitrero la población vivía en promedio menos años que ahora, pero hubo casos en que habitantes longevos superaron los cien años. En Pisagua en 1904 residía una señora que tenía ni más ni menos que 120 años de vida. Su memoria era buena, hasta recitaba un versito de la Época de la Guerra de la Independencia.
Las expectativas de la vida actualmente han subido, pero lo importante es llegar a una avanzada edad en aceptables condiciones de salud, debido a diversas situaciones cuesta mantener. Mientras otras personas se autodestruyen con drogas ilícitas y el alcohol.
Mario Zolezzi Velásquez