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El mundo budista que florece año tras año en la Tierra de Campeones

Más de cien personas en Tarapacá son parte de esta filosofía de vida y religión, que tiene la felicidad como fin.
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Mijaíla Brkovic Leighton

Credos visibles en Iquique hay muchos. Católicos, cristianos, metodistas, evangélicos, mormones e incluso musulmanes, cuentan con sus propias edificaciones religiosas en diversos sectores de la ciudad. Pero sobre el creciente grupo de budistas en la región de Tarapacá poco se conoce. Y es que esta filosofía arribó a nuestra localidad hace un poco más de una década, pero cada año se vuelve más concurrida, gracias -según dicen sus adeptos- a la alegría desinteresada que dicha doctrina inyecta en la vida de sus practicantes.

El domingo recién pasado, alrededor de 150 personas se reunieron en el Aula Magna de la Universidad Arturo Prat (Unap), para festejar la primera convención budista del año. Sonrisas, emoción hasta las lágrimas y coloridas muestras artísticas se pudieron ver en el evento, donde participaron las 'cuatro divisiones' de la agrupación Soka Gakkai Iquique: sección futuro (niños y niñas), juvenil, damas y caballeros.

Convención

"En esta ocasión, ingresaron dieciséis nuevos miembros. Y lo más importante de esta actividad es que entró mucha gente joven, lo que es muy importante para nosotros, sobre todo en este año, que es el de la juventud", explica Alejandro Cattaneo, uno de los impulsores de la mencionada filosofía japonesa en Iquique.

"El budismo al que nosotros adscribimos es el Nichiren Daishonin, rama que busca el libre albedrío de las personas y que todos se inserten en sus vidas para descubrir cuál es el poder de cada uno", precisa Alejandro.

Experiencias

En Iquique y Alto Hospicio, más de cien personas son parte de Soka Gakkai. Entonando el mantra Nam Myoho Renge Kyo (su oración esencial), diversas familias se reúnen una vez al mes para orar y compartir experiencias. En el relato de los participantes, todos coinciden en lo mismo: la felicidad y la calma llegó cuando descubrieron dicha filosofía.

Camila Patillos, recién incorporada al grupo, ingresó por su "tío, que me inspiró y ayudó a estar acá (...) La verdad es que le recomiendo esta filosofía de vida a todo el mundo, porque es increíble", dice feliz la joven de 19 años.

"Llegué al budismo por una cuñada. Yo estaba muy mal emocionalmente y, la verdad de las cosas, es que esta filosofía de vida me ayudó mucho, porque es muy diferente. Lo primordial es la felicidad. Entonces, la misma gente que participa acá hace que tu vida cambie (...) he aprendido a que los problemas son un ingrediente más en los días, porque todo tiene solución", dice la señora Isabel Vergara. "Fui por mucho tiempo católica, pero, como el budismo es libre, a mí me gustó porque puedo hacer lo que yo quiera", agrega.

Por su parte, Lisbeth Chinchay, de 17 años, cuenta que, antes de ser budista, "tenía muchos problemas familiares y, por eso, me vestía siempre de negro. Era lo que se conoce como 'emo' y escucha música metalcore. Un día, alguien me envío un video donde aparecían pensamientos ligados al budismo y me llamó la atención(...) Fue súper emocionante acercarme a la gente de acá porque los vi felices: los ojos les brillaban y se podía sentir la buena energía. Ahí mi vida cambió", cuenta.

Visitas

El director de la organización internacional Soka Gakkai en Chile, Fumio Imai, estuvo presente en la ocasión y quiso dejar un mensaje relacionado a la paz.

"Necesitamos en este mundo empatía y amistad. No nacimos para odiarnos ni pelear, aunque tenemos diferencias en varios aspectos (...) En nuestro país, Chile, no estamos en guerra, felizmente, pero ¿vivimos en paz? Existe pobreza, delincuencia, violencia, disciminación, odio y rencor en nuestra sociedad. Entonces, no tener guerra no significa estar en paz", manifestó ante un auditorio casi lleno.

Además, un grupo de budistas de Tucumán, Argentina, llegaron hasta Iquique con la finalidad de compartir con los adeptos chilenos. "Estamos muy agradecidos por la invitación, porque estos eventos nos emocionan mucho. Es muy linda experiencia (...) Nos sorprendemos mucho también, porque cada vez va creciendo más el grupo en esta ciudad, es impresionante", dice emocionado el trasandino, Miguel Andretta.

Camila Patillos,, budista, 19 años."

"Le recomiendo esta filosofía de vida a todo el mundo, porque es increíble ""