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Arquitecto local se inspira desde el entorno natural

Thomas Lowenstein se refirió también a la falta de un plan regulador y el actual panorama estructural de Iquique.
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Francisca Cabello Iriarte

Thomas Lowenstein es un iquiqueño que partió a la Quinta Región cuando terminó la educación media por un propósito: construir y diseñar. Su gusto por la arquitectura y el diseño de interiores salió al descubierto desde muy pequeño, y fue en su ciudad natal donde comenzó todo. "Cuando pienso en cómo comenzó mi gusto por la arquitectura se me vienen inmediatamente recuerdos de la ciudad de Iquique en los años 80, cuando ir caminando hasta avenida Chipana o hacia el sector de Primeras Piedras era casi motivo para organizar una 'salida' de la ciudad" sostuvo.

Fue en esos recorridos que hacía con sus padres por el sector sur, cuando recién partía la construcción de viviendas "que trataban de desmarcarse de los diseños a los que por esa época estábamos acostumbrados (...) estas nuevas viviendas de volumetrías y colores poco usuales se mezclaron con mis ganas por dibujar y mi afición a las manualidades", expresó el arquitecto.

Fue entonces cuando su padre se dio cuenta de esta fascinación de su primogénito y llevó a Thomas, cuando tenía 11 años, hasta la oficina del arquitecto Cristian Fernández. "Cuando entré a ese taller ubicado en la calle Vivar y vi esa cantidad de experimentación, de dibujos y maquetas de estas casas que veía en mis paseos dominicales, supe que la arquitectura era lo que yo quería hacer cuando fuera profesional", manifestó.

Desde su titulación ya han pasado trece años, y en ese trayecto lleno de experiencias y trabajos en distintas áreas como de docencia, retail, viviendas sociales y diseños de edificios y oficinas, es que luego de haber palpado cada una de estas aristas se dio cuenta de que "me llama profundamente la atención el cómo la arquitectura se transforma en el reflejo de las diferentes formas de vida (...) me interesa dar forma al ocio, a los espacios más personales, donde quieres empezar y terminar las horas del día", comentó.

El último proyecto de Thomas fue la casa que construyó en la localidad de Los Molles en la Quinta Región, y la que fue finalizada en agosto del 2016. Una arquitectura simétrica color negro que fue elegida por su arquitecto para que cuando anochezca se pierda en el paisaje en el cual está inmersa.

Los molles

La primera aparición que tuvo este proyecto fue en el portal chileno "Plataforma Arquitectura". Tuvo que pasar sólo un mes desde su publicación para que el diseño de este proyecto tuviera eco a nivel nacional e internacional.

"Comenzaron a llegarme invitaciones para publicar el proyecto en diferentes páginas, fue publicada en la web de arquitectura y construcción de India AECCafe, en la web norteamericana Architizer, en el portal de interiorismo NONAGON.style, tuvo presencia en la revista PM y en el portal alemán Archipendium, el que también me solicitó los derechos para incluir la obra en el próximo calendario impreso de su web, y que estará a la venta en todo el mundo a partir de agosto", contó el artista a La Estrella.

La idea de llevar a cabo una construcción en la comuna de La Ligua, nació luego de una petición que le llega a Thomas de una gran amiga junto a su marido. Ambos buscaban un lugar para montar una casa de veraneo, que estuviera cercano a Santiago, pero que conservara la tranquilidad y las edificaciones respetuosas del paisaje.

"El no tener una orientación frontal al horizonte del pacífico, nos condujo a la idea de reinterpretar la importante pendiente que existe y poder volver a dar forma a estos desniveles topográficos, pero esta vez estando dentro de la vivienda. De esta forma se emplazaron estos dos volúmenes que girados uno respecto del otro, logran enmarcar constantemente nuevas vistas de playa y de valle", argumentó el iquiqueño.

Con este pequeño giro de perspectiva el arquitecto logró poner en relación a la vivienda con el paisaje, tanto el de la Cordillera de la Costa, como del horizonte marino, y afirmó que "de esta forma la vivienda entra en una constante interacción con el paisaje que la rodea".

Iquique

Su arraigo con la ciudad aún sigue presente, llega de visita al menos dos veces al año a ver a sus padres y cree que Iquique definitivamente tiene dos caras. Precisó que "es una ciudad para el turista y existe otra para el iquiqueño. Cuando la recorres y terminas la zona turística comienza la trama interior de la ciudad donde aparecen bordes interiores de mucha fricción y discontinuidad, zonas que evidencian la falta de planificación y la carencia de un plan regulador que ordene el territorio en cuanto a sus alturas, sus densidades y usos, temas absolutamente relevantes para una ciudad que se reconoce como turística"

Lowenstein argumentó también que "las grandes inmobiliarias construyen torres que deslindan con una acera que se encuentra destruida o que en muchos casos ni siquiera existe. Grandes tomas se hicieron ya formales, en vez de evaluar una densificación de esos sectores con proyectos de vivienda social que entreguen un valor agregado al espacio social con el que se enfrentan".

Uno de los proyecto mencionados por el arquitecto es lo que se desarrolló en la Quinta Monroy (ubicada en Pedro Prado al llegar a Diego Portales), donde hace unas semanas pudo conversar con uno de los habitantes de dichas casas. "Según lo que él me contó más allá de la propia arquitectura de las casas, el principal acierto del proyecto estaba dado por el espacio social controlado que se había generado, sobre todo en una ciudad de tan alto riesgo social. Para ellos, este espacio daba sentido a todo el proyecto".

Desde que Thomas se radicó en Santiago, que fue hace catorce años, piensa que las diferentes zonas de Iquique siguen igual. "Tienen las mismas carencias, pero sí con una torre de veinte pisos a un costado, eso para mí no es desarrollo, habla más bien de egoísmo", expuso.

"Mundo mágico" es la visión que tiene el arquitecto de esta región, ya que para él, Iquique tiene intervenciones con carácter de reversibilidad muy bajos, "que sólo han terminado por esconder el horizonte que alguna vez habías visto cuando caminabas simplemente por una vereda mirando el mar", sostuvo a este medio.

El borde costero, el Cerro Dragón, el Terminal Agropecuario y el centro histórico, que no es reducible lisa y llanamente a la calle Baquedano, son los contextos que el profesional sustenta que valen la pena volver a mirarlos y encontrar en ellos un valor y volver a pensar en cómo vincularlos.

La ciclovía también fue un tema de crítica para el diseñador, ya que considera obligatoria las mejoras a los perfiles de las calles, pero por sobre todo, que se desarrolle una reglamentación que "permita volver a planificar con respeto por todos los ciudadanos, para de esta forma evitar el crecimiento de una ciudad tipo patchwork, donde todo sucede pero en cualquier parte", concluyó.

Una geografía que, sin embargo, es también reconocida para el artista como una ciudad que posee importantes valores tanto culturales como naturales, y que vale la pena conservar y proteger.

"Mi ciudad tiene zonas que evidencian la falta de planificación y la carencia de un plan regulador que lo ordene".

Thomas Lowenstein, Arquitecto de la Universidad Técnica Federico Santa María."

"Iquique tiene las mismas carencias, pero sí con una torre de veinte pisos a un costado y eso es egoísmo".

Thomas Lowenstein, Arquitecto de la Universidad Técnica Federico Santa María."