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[barrios con historia]

El significativo número que le dio el nombre a la Población 318

Los vecinos de este sector de La Pampa integraron un comité que cumplió el sueño de la casa propia.
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Un total de 318 familias integraban el comité de vivienda que, en el año 2007, se convirtieron en los propietarios de las casas que actualmente conforman la población que lleva el nombre de la cantidad de beneficiados que anhelaban su vivienda propia.

Así lo dio a conocer Maritza Soto, secretaria de la Junta de Vecinos 318, organización que considera 160 socios, cuyas casas están emplazadas al final de la avenida Santa María, al llegar a la intersección de la calles Sor Teresa de Los Andes, sector La Pampa.

Fundadores

Entre los primeros residentes que llegaron a dar vida al sector están la familias de Luis Poblete, Karina Castillo, María Palma, Vera-Soto, según la secretaria de la Junta de Vecinos 318.

Uno de los fundadores del barrio es Carlos Sepúlveda, quien junto a otros vecinos tomaron la iniciativa de improvisar una cancha de fútbol con neumáticos en el sitio eriazo ubicado al costado de la avenida Parque Dos.

"Esta fue una de las poblaciones de Alto Hospicio que no tenía multicancha, entonces los vecinos que teníamos hijos notamos que los niños hacían pichangas en todos lados, así que uno se consiguió los neumáticos, otro hizo la excavación para colocarlos y otro papá se consiguió unos fierros y soldó los arcos. Fue bonito porque todos colaboraron".

Sin embargo, Sepúlveda indicó que actualmente una de las problemáticas que enfrentan su población son los socavones.

"Construyeron nuestras casas en este sitio eriazo, a 150 metros del ex vertedero y hemos tenido consecuencias porque al parece no hicieron estudio de suelos, porque en algunos patios de los vecinos se levantó el terreno y parecen verdaderos cerros, se han roto matrices", dijo Sepúlveda

"Esto viene de antes que construyeran nuestras casas, pero hasta el día de hoy seguimos teniendo problemas. De hecho, actualmente Serviu está revisando casa por casa ", agregó Maritza Soto.

Una de las anécdotas que recuerdan los vecinos de ese periodo fue que durante la primera semana que llegaron a sus nuevas casas, para evitar los robos en las viviendas que no estaban habitadas, cada vecino tenía un silbato para alertar al resto sobre la presencia de delincuentes.

"Si uno tocaba el pito, salíamos todos con palos, fierros y bates para defender que no se robaran las cosas de las casas", contó Soto.

Lorena Méndez Jara

lorena.mendez@estrellaiquique.cl