Secciones

Equipo llegó a la cumbre de la montaña más alta de Bolivia

Jóvenes montañistas conquistaron en mayo la cima del volcán Sajama, ubicada a 6.542 metros sobre el nivel del mar.
E-mail Compartir

Mijaíla Brkovic Leighton.

Veinte grados bajo cero de temperatura, fuertes ráfagas de viento, nieve por doquier y una espectacular vista panorámica de la Cordillera de los Andes es lo que experimentó Fernando Urbina -ingeniero forestal y funcionario del Ministerio de Obras Públicas de Tarapacá- al llegar a la cumbre del volcán nevado de Sajama, en Bolivia, el 2 de mayo recién pasado.

Junto a él, otros dos montañistas -Lorenzo Tapia y Diego Soza- realizaron una de las travesías más desafiantes de sus vidas: subir 6.542 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m) para alcanzar la cima más alta del país de Evo Morales.

"Todos dimos lo mejor de nosotros en distintos aspectos. Los tres tenemos fortalezas y debilidades, entonces con las fortalezas de algunos suplieron las debilidades de otros", señaló Fernando Urbina, quien lideró al equipo en peligrosos momentos de escalada en nieve.

El ascenso

Una semana en total tomó el ascenso, que se inició a paso lento para poder adaptarse al clima y a la altura. Durante ese periodo de tiempo-y siempre equipados con indumentaria profesional de alta montaña, como botas, crampones (clavos para botas), cuerdas, picotas, alimentos y abrigo- formaron dos campamentos: Base (a 5.000 m.s.n.m) y Alto (a 5.400).

"En el campamento Base nos hidratamos con agua y bebidas isotónicas, pero en el Alto nos dedicamos a derretir nieve para cocinar y beber", relata Urbina. Mediante una cocinilla a gas, se preparaban principalmente pastas con atún y otras conservas.

Al cuarto día, iniciaron el denominado "ataque a la cumbre, que partió a las 01:30 de la madrugada con paso acelerado y sin carpas ni mochilas.

De acuerdo a lo que cuenta Fernando, cerca de las 7:00 horas tuvieron la parte más complicada de la ruta: una canaleta de nieve con precipicio a ambos lados a 6.000 m.s.n.m. "En ese momento se siente miedo y ves pasar toda tu vida por delante", revela el montañista, quien fue el primero en abrir paso a sus compañeros.

A pesar de las dificultades, los treintañeros lograron llegar a la cima alrededor de las 17:00, momento donde se tomaron fotografías y descansaron solo media hora para iniciar el descenso.

"Dicen que es un absurdo subir montañas. Pero para mí es estar donde pocos han estado y encontrarte contigo mismo durante todo el camino, cuestionándote", concluye.

Fernando Urbina,, ingeniero forestal y montañista."

"Subir montañas para mí es encontrarte contigo mismo durante todo el camino, cuestionándote"."