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COMENTARIO

Educación Secundaria en el Iquique de 1950

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He seguido con interés la celebración y comentarios sobre el Liceo de Hombres de Iquique. Distinguidos profesionales se hicieron presentes para honrar el aniversario de la institución creada en 1866. Un detalle importante para mí, es que pareciera que no hubiese existido otra entidad educativa. Mis recuerdos son muy claros de lo que significaba estudiar la secundaria en mis años de la década de los 50. Estas eran las posibilidades, de acuerdo a la clase social en que nacíamos. Los de clase media, con las debidas excepciones iban al Liceo, pues gracias a ello, podrían continuar estudios en las universidades, en especial la de Chile y llegar a obtener un título de abogado, arquitecto, ingeniero, etc. Los de la clase baja no teníamos otra alternativa que estudiar lo que nos permitiera ingresar de inmediato al campo del trabajo. Ergo, el Instituto Comercial con tres especialidades, Contador, Secretario Contador o Vendedor. Otra posibilidad, la Escuela de Artesanos o Industrial, obteniendo la carrera de mecánico y sus áreas contingentes. No se podía aspirar a la de Chile, por no tener la Prueba de Aptitud Académica, a la que era difícil postular por la preparación académica recibida. Todos estos elementos sociales y económicos determinaban casi inexorablemente el destino de los jóvenes. Se agrega que para continuar cualquier tipo de educación había que salir de Iquique, una dificultad económica más que vencer. No puedo dejar de lado la otra institución venerable que es el Iquique English College, semillero de profesionales que la industria salitrera requería para su funcionamiento. Si vamos a fechas, el Instituto Comercial data de 1902, el IEC de 1885. Todos ellos han sido la vanguardia de la educación en Iquique, por lo tanto en Chile. Y de todos ellos surgieron profesionales que honraron y honran a la ciudadanía nortina.

"Todos ellos han sido la vanguardia de la educación en Iquique".

Pedro Bravo Elizondo,, Kansas."

COMENTARIO

Gonzalito

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En un recorrido con los estudiantes de Sociología de la Unap visitamos, creo que en el año 2007, al 'finao González'. Su templo estaba clausurado. Los vecinos comentaban que se había convertido en un lugar de albergue para un ruquero. Hoy se ha recuperado su presencia. Ya no estará la casita de metro y medio de ancho por uno de largo, pero si una placa recordatoria.

El día 28 de julio de 1916, en plena pampa iquiqueña, concretamente en la intersección de las calles Primera Sur, hoy Tomas Bonilla, y 12 de Febrero, vecinos iquiqueños encontraron el cuerpo quemado de a quien más tarde una comadre reconocería como el de Humberto González, de 25 años.

La ciudad se conmocionó ante tan macabro hallazgo. El cuerpo quemado, según testimonian las fotografías de la época, hablaba por sí solo. El juez Toledo se hizo cargo de la causa, y en un tiempo récord dio con el asesino.

Humberto González era casado, tenía una hija y al momento de su deceso esperaba su segundo hijo. Las pesquisas dieron resultados a la brevedad. El inculpado era un hombre acaudalado y la víctima, su empleado.

El hecho fue motivado por las relaciones amorosas existentes entre González y la hija de su patrón. Descubiertos ambos, el primero es golpeado con un garrote en la cabeza, y creyéndolo muerto, lo tapan con sacos de afrecho, lo amarran, toman dos botellas de parafina, lo suben a una carreta llamada "La Conciencia" y se dirigen rumbo al sur. Al este de la quinta "Chanteclair", en lo que hoy están las calles ya mencionadas, bajan a González, lo rocían con parafina y lo queman.

Esta historia se puede leer en una colección sobre grandes crímenes en Chile. El de Gonzalito se conoce como el crimen de La Hacienda, en alusión al negocio del comerciante local. La condena al asesino fue prohibirle salir de Iquique. Humberto González, fue sepultado en noviembre de 1916, en el cementerio N° 3, en el nicho número 230. Ciento y un años han pasado. Gonzalito se transformó en milagroso.

"La ciudad se conmocionó ante tan macabro hallazgo".

Bernardo Guerrero Jiménez"