Nancy Páez Acosta

Una segunda oportunidad, así etiquetan el reencuentro que tuvo Miguel Ángel Caballero Caballero con quien fue su compañera por muchos años. Él decidió dejar su hogar en Santiago hace más de 20 años.

Aunque al principio Miguel recibía algunos familiares en Iquique, después perdieron la pista del hombre. Así fue como, lastimosamente, la familia estuvo separada por más de dos décadas, sin conversar, ni ayudarse y con la ausencia de un padre en casa.

Ahora, lo esperan sus hijas en la capital, también su mamá de 90 años, quien se va a encargar de cuidarlo.

La recuperación

Desde hace 20 días, Miguel ha recibido un tratamiento acorde a su salud en el Hospital Regional de Iquique. Su recuperación es clara, hace unas semanas era imposible que caminara, comiera o hablara con claridad.

Su historia se dio a conocer después de haber sido rescatado en situación de calle, en evidente estado de desnutrición y viviendo entre restos de basura.

Su ubicación fue por casualidad. Carabineros realizó un operativo en Zona Franca para despejar el recinto de personas que duermen en las vías públicas cercanas.

En aquella oportunidad, se pidió ayuda al personal del Samu para que brindara los primeros auxilios.

Fue el mismo Miguel quien les comentó a los funcionarios que padecía cáncer gástrico y estos se convencieron que era necesario que recibiera más que comida, era indispensable un tratamiento oportuno.

"Al ingresarlo al hospital pedimos que se le hicieran exámenes, después dimos con una hija que nos ayudó a contactar a su cónyuge", recordó el Sargento Vázquez, quien junto a su equipo ha sido pilar fundamental en el reencuentro de esta familia.

Los esfuerzos que realizaron los funcionarios fueron efectivos para lograr resultados positivos. "Yo me siento bien estoy recuperado", fue lo primero que comentó orgullosamente Miguel Caballero a su salida del hospital, ayer en horas de la tarde.

Abandono de hogar

Felicinda Del Carmen Opazo Díaz, quien fue su pareja por muchos años, recuerda que su marido siempre visitaba Iquique porque tenía algunos amigos. No sabe qué hacía en la ciudad, pero en uno de sus viajes se quedó y no supo más de él.

Contó que Miguel dejó dos hijas que ahora "están muy grandes y tienen su propia familia".

Felicinda, también siguió con su vida, se encarga de cuidar niños en Santiago, trabajo en el que tuvo que pedir permiso para viajar a Iquique y estar presente cuando le dieran de alta.

Ayuda sin excusa

Ahora, cansada por todos los trámites que conlleva dejar un hospital, preparar bolsos y organizar el viaje a Santiago, comentó que "se siente bien y con la esperanza que les espera una feliz recuperación".

Confiesa que a pesar de todo nunca dudó en venir a buscar a su exmarido. "Yo lo vine a buscar porque uno tiene humanidad y los errores, como dicen, quedaron atrás", comentó aguantando las lágrimas. "Cuando lo vimos en el estado en que está, nos dimos cuenta que necesitaba ayuda", agregó.

Felicinda vino con Joanna Rain, amiga desde que era joven. Decidió acompañarla para darle apoyo, como siempre. "Nosotros vimos la foto por Facebook y nos sorprendimos de lo mal que se veía. Él era un hombre guapo y buenmozo (...) ella es como mi hermana", contó.

La esperanza que Caballero vuelva a ser el hombre de hace muchos años está presente, aunque padece una enfermedad muy grave. "Queremos que se recupere y recupere a su familia, ahora vamos a cuidarlo", agregó Rain, quien recordó que ella antes lo vigilaba mientras Felicinda trabajaba en la vendimia.

"Él ya tenía problemas con las drogas y a veces robaba", detalló.

Tomados de manos, los tres, demostraron que las equivocaciones son perdonadas y que todos merecen una nueva oportunidad.

"Me siento bien (...) Yo lo vine a buscar porque uno tiene humanidad y los errores, como dicen, quedan atrás".

Felicinda Opazo Díaz, ex -cónyuge de Miguel Caballero, tenía más de 20 años sin verlo."