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"Cuando voy a los servicios públicos, ahí no hay intérpretes"

Carolina Fuenzalida trabaja con niños sordos en la escuela Patricio Lynch. Ella también lo es, y desde el aula busca evitar que se reproduzca la historia, empoderando a las nuevas generaciones de quienes sufren esta discapacidad auditiva.
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Mauricio Torres Paredes

A sus 29 años, Carolina Fuenzalida trabaja con niños sordos de la escuela Patricio Lynch en Iquique como Técnico en Integración. Ella también es sorda, y aunque su pareja y sus dos hijas, de tres y cinco años, son oyentes, eso no ha sido impedimento para establecer una comunicación con su círculo más cercano. Sin embargo, su sordera le ha provocado otros impedimentos, aunque el problema, dice, no es de los sordos, sino del mundo que los rodea, el que no ha hecho los esfuerzos necesarios para incluirlos.

En la conversación con este medio interviene la intérprete en lengua de señas Katherine Araya.

- ¿Cómo ingresaste a trabajar con niños en aula?

- Empecé trabajando en las escuelas, en el Centro de Capacitación Laboral, dibujo, manualidades, ropa, bordar, recortar, distintas cosas, pero aparte empecé a trabajar cuidando niños como Asistente de Párvulos, que no pelearan, controlando a los niños. Cuando tenían problemas de disciplina, les decía "ya, por favor, tranquilícense, obedezcan", pero me costó mucho el tema porque como soy sorda, a veces los niños no me entendían lo que les decía. A medida que fui trabajando, se dieron cuenta que era diferente, se comunicaban conmigo de diferentes formas y me hacían caso.

En la actualidad, los estudiantes sordos de la región llegan a la escuela Patricio Lynch. Hoy en el establecimiento educacional hay 18 alumnos con sordera, de 5 a 18 años, quienes aprenden de dos intérpretes, para facilitar su trabajo en la lengua escrita, dos profesoras competentes que manejan la lengua de señas, quienes adaptan el currículum pedagógico, y cuatro técnicas en integración, que son sordas y les enseñan la lengua de señas a niños y niñas que también lo son. De 18 estudiantes, 7 vienen desde Alto Hospicio.

De las técnicas en integración, Carolina es la única que hoy trabaja con un niño extranjero: Ryan Massud de 5 años, quien se vino a vivir con sus papás a Chile desde Brasil.

"La lengua de señas que utilizaba Ryan en Brasil es diferente, además el vocabulario que él ve, la labiolectura que ve en sus papás, es el portugués, y al llegar a Chile es el español, y se habla diferente... Pero en temas de escritura no tiene ningún problema, se ha ido desarrollando. Está aprendiendo la lengua de señas chilena...

- ¿Cómo vives tu día a día?

- Hay discriminación, yo igual tengo muchos amigos que son oyentes con quienes no tengo problema en comunicarme en lengua de señas, pero cuando voy a los servicios públicos, ahí no hay intérpretes ni conocimiento de la lengua de señas, entonces siempre debo estar pidiéndole a un amigo que me ayude. Es difícil, hay problemas, nos cuesta.

- En materia de integración, ¿cómo ves a la autoridad?

- Veo que ninguna autoridad sabe lengua de señas, no les interesa aprender, ni siquiera a la Presidenta la he visto con alguna intención de querer aprender lengua de señas. Hay algunos profesores que saben lengua de señas, con mayor experiencia.

- ¿Se debiera impartir en las escuelas la lengua de señas, "como otro idioma"?

- El inglés es importante, pero también la lengua de señas debería serlo. Para aprender a leer y escribir, el alfabeto dactilológico debería utilizarse, enseñar la A, la B, la C, a través de las manos, es importante, y eso ayuda a todas las profesoras e incluso a los niños que son oyentes pero que tienen algún trastorno de déficit atencional. Con los niños oyentes también se puede aprovechar, en lo oral y lo visual. Los niños aprenden en lo visual aunque no sean todos sordos. Les enseño las letras, y como se dice mamá, papá, casa, tío, abuela, jugar. Los niños oyentes aprenden lengua de señas y también oral, y así se comunican mejor. Igual hay niños con otros diagnósticos a quienes les sirve la lengua de señas.

- ¿Has pensado en estudiar otra cosa?

- Yo estudié en el Centro Laboral y ahí los sordos estábamos como Escuela Especial entre las discapacidades intelectuales, entonces nos enseñaban a hacer flores, manualidades, coser y todo eso. Dentro de eso estaba Asistente de Párvulo, pero me habría gustado estudiar otra cosa, aunque no existía la posibilidad como ahora.

- ¿Algo como qué?

- Me hubiera gustado tener acceso a la universidad, haber estudiado como profesora, educadora parvularia, pero de verdad que es muy difícil. Yo también tengo dos hijas y me dificulta estudiar en la universidad por mi familia.

- ¿Se mantienen los impedimentos a nivel escolar, académico y laboral?

- Ahora hay más acceso, igual es difícil, por ejemplo yo sola no podría ir, tendría que ir con un intérprete, pero ahora es más fácil, hay mayor posibilidad.

- ¿Cómo es la relación con tus dos hijas?

- A veces es difícil, con ellas solo me comunico en lengua de señas. Les gusta aprender. Como yo no escucho ni entiendo, mis hijas me explican, igual mi esposo, son mis intérpretes. Ellas han aprendido a utilizar la expresión corporal para comunicarse, porque respetan que su mamá es diferente, que soy sorda y que necesitamos comunicarnos de otra manera. Pero a medida que los niños van creciendo es más difícil comunicarse.

- ¿Qué te parece que se tenga una mirada asistencialista hacia lo que es la discapacidad en general?

- Eso significa discriminación. Yo sentía que en mi familia siempre me protegían tanto. La mayoría de las veces las familias piensan que van a estar siempre con sus hijos, pero no, hay que darles el tiempo, la posibilidad de que sean independientes y aprendan, darle todos los recursos para que puedan seguir adelante, desarrollándose. Toda la familia ama a los niños. A veces los papás creen que la mejor forma es guardar a sus niños, pero no, y eso también pasa con el Estado. También es importante darle las herramientas para que se puedan desarrollar. No solo se trata de entregar una pensión. No significa solo tenerle pena a una persona.

- En lo personal, ¿te sentiste sobreprotegida?

- Me decían "pobrecita, no le digan nada, déjenla ser, tenemos que ser más cariñosos con ella". Eso pasó, pero Dios sabe por qué pasan las cosas.

- ¿Qué ha sido lo más difícil?

- Acceder a las distintas oportunidades que entrega el gobierno porque no tenemos acceso a la información, por ejemplo en el tema de las viviendas sociales. A veces algunos amigos nos dan información pero era poco clara entonces veía que muchos oyentes tenían casas pero los sordos nunca podían acceder a todas esas cosas. El gobierno no se preocupa de dar información para todos. Los papás dicen "ya, tú te quedas en la casa", pero no es la idea.

- En relación a la Ley de Inclusión Laboral que entrega cupos mínimos de trabajo en empresas a personas en situación de discapacidad, ¿te ves trabajando en otra cosa que no sea el aula?

- No sé, depende del lugar. A mí me gusta la escuela, pero la verdad de las cosas es que no hay trabajo en otros lugares, es difícil para nosotros acceder. Yo antes entregaba mi currículum y siempre dicen "no hay trabajo, no hay trabajo" o trabajar de reponedora, esas cosas. Para el sordo es más difícil por el tema de la comunicación.

- Más allá del sector público, ¿las empresas privadas debieran hacer un esfuerzo por integrarlos?

- No hay nadie, nadie. A nadie le interesa. Eso es lo que yo veo. Falta algo en forma general, que aprendieran la lengua de señas. Yo veo que es difícil, falta, hay poca voluntad. No hay ninguna ayuda.

"La verdad de las cosas es que no hay trabajo en otros lugares, es dificil"

"Enseñar la A, la B, la C, a través de las manos, es importante, y eso ayuda"