Casas de tolerancia
El Iquique de principios del siglo XX, crecía vertiginosamente con el ciclo salitrero. El censo de noviembre de 1907, entrega la cifra de 82.126 habitantes en el antiguo departamento de Tarapacá.
El puerto de Iquique concentraba la mayor población y con 41.171 habitantes y estaba dentro de las ciudades más pobladas de Chile. Sin embargo, el crecimiento de la población trae consigo la aparición de prostíbulos , llamados desde el siglo XIX, como "casas de tolerancia". Sobre ello Gabriel Salazar (2000) dice que las "mujeres arranchadas" son el actor que hacia el siglo XVIII inicia esta oferta en un espacio llamado "chingana" que es un marco de convivencia popular, donde la satisfacción del deseo, era un intercambio de bienes o favores.
En Iquique, hacia 1910, existían 27 casas de tolerancia con 70 burdeles clandestinos (T. Lastra:1997) y es indicador de una ciudad puerto y con alta población masculina minera y portuaria. En este sentido, la Municipalidad local reacciona normando la dinámica del comercio sexual hacia 1908 con 20 artículos. Destacan el informe a la Prefectura local de Policía de la existencia de la casa de tolerancia, la condición de saber leer y escribir de las personas que habitan el lugar, la visita de inspección de las policías al lugar, se señala la figura del regente como responsable legal del cuidado, orden e higiene del burdel, la cautela de no recibir a menores de 18 años, ni tampoco vivir menores en el lugar, un certificado de salud de las trabajadoras. Es interesante notar que el reglamento fija en su artículo 10 que la sala de recibo y al vista de quienes visiten, debe haber un cuadro grande que contenga los retratos de todas las mujeres con el nombre de cada una de ellas al pie del retrato.
Esta norma se complementa hacia 1913 con un Decreto de la Intendencia de Tarapacá que regula los espacios urbanos del comercio sexual y su cercanía a Iglesias, cuarteles, escuelas, etc. Esta dinámica social, es una fuente de estudios para comprender una historia no escrita de la ciudad y solo presente en la memoria y en los relatos de fantasmas, asociados a niños abortados, según los antiguos iquiqueños.
"Es una fuente de estudios para comprender una historia no escrita".
Patricio Rivera Olguín,, historiador Unap"