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Huarasiña busca un lugar para dar descanso a sus antepasados

Comunidad indígena, junto a un equipo de profesionales, espera emplazar un mausoleo. Ya tienen listo su diseño.
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Mauricio Torres Paredes

Hay al menos cien cuerpos que requieren urgentemente un descanso fúnebre. Así de categórica es la comunidad del pueblo de Huarasiña ubicado en la Quebrada de Tarapacá, y el equipo de profesionales que hoy busca dar una despedida a los antepasados de la localidad.

Cecilia Sandoval, trabajadora social y parte del equipo asesor de la comunidad, junto al arqueólogo Luis Pérez, explica que la situación data desde 2005 cuando se inició un trabajo con el poblado.

Luego de identificar el territorio ancestral, con el financiamiento del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, se diagnosticó la necesidad imperiosa de dar descanso a los antepasados que perdieron su entierro por diversas razones: humanas o fuerzas naturales.

El paso del tiempo

Sandoval cuenta que, durante los años 60, un proyecto de la Universidad de California, Estados Unidos, dejó una casa abandonada, utilizada como laboratorio y taller, con bienes patrimoniales y restos bioantropológicos (momias).

A eso se sumó que, en 2012, cuando bajó el río, quedaron expuestas decenas de cuerpos. La Universidad de Chile, que ese año trabajaba en el pueblo, logró recuperar trece de ellos. Sin embargo, los restos mortales fueron depositados en un albergue turístico, donde permanecen hasta el día de hoy.

Junto a eso, está el peligro que supone la fiesta de San Lorenzo de Tarapacá, la que ha significado destrozos y vandalismo. Incluso se sucedieron sismos en 2005 y 2014.

Y aunque valora los estudios académicos en torno a la cultura, la profesional reconoce que también generan daños.

"Las investigaciones arqueológicas dejan rastros que están relacionados con muchos restos óseos expuestos y cuerpos de culturas prehispánicas que han sido despojados de todo su ajuar", agrega.

Según el arqueólogo Luis Pérez, los registros iniciales realizados por el Premio Nacional de Historia, Lautaro Núñez, hablan de cuerpos con una antigüedad de hasta 7.400 años antes del presente.

"Estamos hablando de 5 mil años antes de la era cristiana, antes del periodo inca. Además, se suman restos de cuerpos de la Guerra del Pacífico e incluso coloniales", relata.

Las opciones

En 2015, dice Cecilia Sandoval, la comunidad presentó un reclamo ante el Consejo de Monumentos Nacionales por los graves problemas con su herencia cultural, en especial por el cuerpo de sus antepasados que no estaban en descanso. El consejo les dio dos opciones: el reentierro o un mausoleo.

"En Chile no existe experiencia para poder albergar a los restos bioantropológicos. O es el reentierro o es un museo. No había experiencia de un mausoleo comunitario para albergar a antepasados indígenas", cuenta.

Tras el permiso otorgado a la comunidad, tal como lo cuenta la profesional, los interesados postularon al Fondo Nacional de Desarrollo Regional en su ítem de Cultura, los que fueron adjudicados. A partir de ese momento, arqueólogos, arquitectos e ingenieros, junto a la comunidad, iniciaron el diseño. Hoy la intención está en buscar fondos para concretar su ejecución.

Sandoval detalla que la inversión para el diseño bordeó los 9 millones de pesos, pero que financiar su construcción requiere llegar a 99 millones.

Diseño

El mausoleo sería subterráneo, permitiendo las condiciones climáticas para la conservación de los cuerpos, considerando la humedad y la luz, todo para proteger el bien.

"Se estudió la geografía, considerando un sector al que le llegue luz la menor cantidad de horas al día directamente. Aunque estará enterrado, es un requisito", aclara.

En la cubierta habrá un geoglifo trabajado en arena. Tras vuelos de dron, se determinó que el mausoleo estará orientado hacia el cerro Unita.

Una vez que la comunidad cuente con la estructura, se espera restituir (y repatriar) a los cuerpos repartidos por Canchones, Antofagasta, Santiago y Estados Unidos.

Luis Bahamondes, vocero de la Comunidad Indígena de Huarasiña, hace énfasis en que el proyecto no nació desde la institucionalidad, y que optar por el entierro significaba no hacerse cargo del riesgo y las profanaciones.

"Tenemos gentiles en abandono y debemos construirles algo para un descanso, juntando a todos en un lugar. Con el gobierno nunca ha habido resguardo, y si bien las universidades hacen una investigación, no protegen nada. La comunidad debió hacerse cargo. Estamos trabajando a otro nivel, con un equipo técnico de asesores. Hay riquezas del pueblo a nivel nacional y extranjero, y nuestro mayor proyecto es poder recuperarlas", asevera.

"No había experiencia de un mausoleo comunitario para albergar a antepasados indígenas"

Cecilia Sandoval."