El cura argentino que recuerda al Papa como el obispo Bergoglio
Siendo seminarista pudo compartir con el Papa Francisco, cuya visita se prepara para el 18 de enero.
Es argentino, oriundo de la provincia de Jujuy, y aunque lleva 13 años en Chile y siete en Iquique, ya habla de "nosotros los iquiqueños".
Así es el padre Sergio Serrano, sacerdote responsable de la gruta de Lourdes, y que el próximo 18 de enero, espera tener la oportunidad de hablarle al Papa y saber si se recuerda de su paso por la parroquia Madre de Dios en Buenos Aires.
Fue en esta parroquia, en que el padre Sergio, inició su trabajo pastoral, siendo seminarista, luego de tres años de haber estudiado teología en Asunción.
"Me enviaron a la parroquia Madre de Dios en Villa Lugano, donde en ese momento monseñor Jorge Bergoglio era el obispo del lugar ", cuenta.
Fue en el 2001, cuando como seminarista, tuvo dos momentos puntuales en los que compartió con el ahora Sumo Pontífice, y que los guarda en su memoria.
Las palabras sencillas
La primera vez, según recuerda, el hoy sacerdote de la congregación de los Misioneros Oblatos, fue en una visita pastoral a la parroquia del obispo Bergoglio, donde se reunió con el grupo de catequistas de confirmación de dicha comunidad, que él apoyaba.
Como obispo, quería saber cómo trataban el área de jóvenes que en ese momento veían un poco complicado.
"A mi me llamó la atención la cercanía, y la manera de acercarse a nosotros".
Según, el sacerdote, "él no utilizaba palabras preparadas, sino que sencillas, muy cercano, y nos tomaba ejemplo de sus experiencias como sacerdote y como obispo de cómo se sentía desafiado a acompañar la vida juvenil", señala
En esa ocasión, él los animó a seguir su tarea y como buen argentino, "compartió con nosotros el mate en ese momento", sonríe.
Enero y el bus
Una fecha importante para la comunidad de Madre de Dios, eran los 1 de enero. Fecha en el que se celebra el "Mother's day", con el cual Bergoglio estaba muy comprometido por su vocación mariana.
"Como cuentan, los colegas de él en ese entonces seminaristas, el obispo solía ir a celebrar, y contrario de lo que uno pensaría, llegaba a presidir la eucaristía temprano", relata el sacerdote.
"Usted sabe que después de la fiesta del Año Nuevo, al otro día no aparecemos hasta la noche. Sin embargo, monseñor Jorge Bergoglio llegó mientras rezábamos el rosario antes de la misa".
Según cuenta el padre, se sentó al fondo y "la gente lo vio como un curita más, y en un momento se puso a confesar y después a ayudar a organizar la misa, la liturgia con la gente que estaba presente", recuerda.
Ese día, lloviznaba en la ciudad, y al terminar la misa lo llevaron a la casa parroquial a tomar un café y a la salida lo esperaban familias para llevarlo a su casa.
"Él le dijo que no, que él iba a volver así como había venido de su casa. Él llegó en bus o lo que le llamamos aquí liebre, así que lo acompañamos al paradero del bus y ahí se embarcó a su casa", relata junto con señalar que ese gesto le recordó cuando el Papa Francisco celebró la primera misa con los cardenales y no quiso subir "en su autito de autoridad, sino que subió al bus donde iban todos".
Cuando él llegaba a la parroquia, no tenía vehículo particular, sino que "llegaba en el bus público", recuerda.
La visita
Para el padre Serrano, los gestos de Su Santidad, los reconoce a los que tenía en su tiempo en que era seminarista, pues siempre trató de acercar a la gente a la Iglesia y a Dios a través de ejemplos concretos y cotidianos.
Está seguro, que viene a Iquique con un mensaje potente y concreto y que la ciudad no será la misma después de su visita. "Creo que con la presencia del Papa Francisco habrá un antes y un después, no va a quedar ahí que nos visitó. Creo que va a haber repercusión más allá de las noticias, sino que de la vida que queremos transmitir. Estoy contento por ello y esperando si podemos hablarle y, decirle si se puede, si se acuerda que alguna vez nos hemos encontrado en Buenos Aires en la parroquia", sonríe.
"La gente lo vio como un curita más y en un momento se puso a confesar"
Sergio Serrano,, sacerdote de los misioneros Oblatos, Gruta Lourdes."