Necesidad de inmunizar
En 1998 una publicación del doctor británico Andrew Wakefield, que asociaba la vacuna triple viral con la aparición de un nuevo síndrome que combinaba autismo con una grave enfermedad gastrointestinal masificaba una tendencia sobre las contraindicaciones de las vacunas.
Si bien varios años después el periodista Brian Deer logró comprobar que todo se trató una trama del médico con fichas clínicas adulteradas con el fin de promocionar una vacuna propia, lo cierto es que el mal ya se había generado. Hoy se han propagado más teorías no solo de la ineficacia de las vacunas, sino que argumentando que algunas de ellas provocan enfermedades y tienen contraindicaciones.
En la actualidad esto ha traído una serie de problemas y que podrían comenzar a afectar a la salud pública de Chile, una de las mejor consideradas en el mundo, a raíz de que muchas personas están dejándose de vacunar.
Esto conlleva una apertura a enfermedades que desde hace años fueron controladas en Chile y que en los últimos meses hemos visto que han causado la muerte de niños en distintas parte del mundo, por ejemplo en el caso del sarampión.
Según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inmunización previene de 2 a 3 millones de muertes anuales, pero si se mejorara la cobertura de la vacunación a nivel mundial, se podrían evitar otros 1,5 millones, donde lo ideal es que sea sobre el 90%.
La política de vacunas en Chile ha permitido que esta y otras enfermedades hayan reducido al mínimo su impacto, sin embargo, las nuevas voces y llamados a no vacunarse de algunas agrupaciones contrarias a la inoculación -como por ejemplo con la del virus del papiloma humano- generan vacíos para que estos virus puedan iniciar un brote epidemiológico.
Es importante que las autoridades asuman la responsabilidad y generen la institucionalidad necesaria para reducir el margen de las personas que no se vacunan, sobre todo cuando son niños, ya que es deber de un Estado preocuparse por la salud de estos como de la población general y no solo puede quedar al libre albedrío de los padres -la mayoría de las veces sin ningún respaldo- el rechazo a una vacuna.
"La política de vacunas en Chile ha permitido que esta y otras enfermedades hayan reducido al mínimo su impacto".