El puerto de Iquique, gracias a la gran explotación del salitre, se convirtió en un verdadero pozo de plata, se construyeron cómodas y amplias casas de pino de Oregón para cobijar a salitreros, prósperos comerciantes y otros personajes del mundo burgués. Los trabajadores vivían en modestas viviendas arrendadas, mientras otra gran proporción se hacinaban en los llamados "conventillos" con todas las precariedades en que vivía la gente de escasos recursos y los pobres de solemnidad. Entre estos se encontraban el muy nombrado de "Las camaradas", hoy en su amplio terreno se levanta una elevada torre de departamentos.
Un conventillo era una casa de vecindad donde residía mucha gente, repartida en piezas. Allí faltaba el alcantarillado, se recurría al servicio del "abrómico", no había agua domiciliaria, esta era traída por los aguadores, cara y de mala calidad; mal manejo de la basura.
Bajo ese penoso ambiente se producían los estragos del alcoholismo y enfermedades contagiosas. Su propietario no se preocupaba de hacer las reparaciones más apremiantes. Su propietario no se preocupada de hacer las reparaciones más apremiantes. Esto ocurría en el tiempo de la "Cuestión social". Más tarde esa situación mejoró un poco con los servicios del alcantarillado público y el agua domiciliaria.
Iquique tuvo dificultades para ampliar esos servicios. El Consejo Departamental de Higiene se preocupada del estado de casas de arriendo y conventillos, ordenando reparaciones y demoliciones, según los casos.
En 1903 apareció en Iquique la peste bubónica. Se hizo tristemente conocido el conventillo de "las Camaradas". Se tomaron diversas medidas para combatir esa grave situación sanitaria.
Recuerdo a ese conventillo, pues allí vivía una empleada doméstica que se llamaba Hortensia.
El amplio inmueble se componía de dos secciones: la de las piezas con puerta hacia la calle, y la de las piezas interiores con un portón de acceso. Era una construcción muy antigua. Hacía muchos años que fue cerrado y desarmado.
En esos años de mi niñez recuerdo otros conventillos cercanos a mi domicilio y otros un poco más lejanos. Con el tiempo esos recintos casi han desaparecido en la ciudad, pero han surgido otros que constituyen un serio peligro en todos los aspectos, las autoridades están fiscalizándolos.
"Las Camaradas" representó la precariedad habitacional del pueblo en un tiempo. Ahora este tiene soluciones dignas. El Estado está presente.
Mario Zolezzi Velásquez