Casos de Alzheimer crecen más del doble en solo dos años en Tarapacá
Organizaciones que trabajan con adultos dijeron que se requiere de más educación y apoyo a los cuidadores.
Si en el 2015 la red pública de salud de la región registró 19 casos de Alzheimer, en lo que va corrido de este año la cifra alcanza 54 personas con este mal, lo que casi triplica el número inicial.
Quien sabe de esta realidad es Nora Araya de 73 años, cuya madre y hermana mayor murieron con Alzheimer. Este año vio cómo los mismos síntomas fueron expresándose en su hermana, quien hace un mes y medio está internada en el hogar San Vicente de Paul.
"Ella tiene 79 años y vivía con un hijo que es enfermo, que le dio meningitis cuando niño y cuándo falleció su papá cayó en una crisis, se puso muy agresivo y empezó a pegarle a la mamá porque tiene la mente de un niño de 7 años", contó Araya.
En ese contexto, y con hijas que tampoco podían hacerse cargo de ella debido a problemas familiares y económicos, se optó por su internación. "Yo también la tuve un tiempo en mi casa, estuvimos súper bien, pero estoy enferma también y creo que voy por el mismo camino porque se me olvidan las cosas, pierdo las llaves y mis hijos me dicen 'mamá te estuvimos llamando', pero no sé dónde dejo el celular", comentó resignada.
Apoyo
El Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) busca a través de su programa de Envejecimiento Activo -explicó Natalia Rojas, directora de este organismo- que los adultos no se queden solos en sus casas, sin hacer nada.
Sin embargo la presidenta de la Unión Comunal de Clubes del Adulto Mayor, Margarita Soto, pese a que resalta estos esfuerzos porque contribuyen a que a los adultos mantengan su mente ocupada y permanezcan físicamente activos, afirma que se requiere de formación y apoyo especial para los cuidadores, es decir, el familiar que tiene a cargo el cuidado del enfermo.
"Es importante que se capacite, que le den un curso para que la gente pueda realmente atender a un enfermo de edad, porque no sabemos cómo tratarlos, de repente la gente no tiene la paciencia suficiente para entender al que está enfermo y por eso se comporta de esa forma", aseveró Soto.
Por lo ello afirmó que hace falta una institución que apoye a las familias "y les diga 'mire tiene que darle la medicación, llevarlo al médico", poniendo en el tapete que este trastorno altera la vida del entorno familiar y contribuye a que los mismos cuidadores se enfermen ya que es demasiada la carga.
Deterioro
Jacqueline Gallegos directora del hogar San Vicente de Paul, que actualmente cuenta con 53 residentes, la mayoría con patologías de este tipo, reconoce que a las familias les cuesta enfrentar la enfermedad, por esto pese a que existe un equipo de enfermeras y cuidadoras se les exige a quienes cuentan con una red familiar, que sean partícipes del día a día de los mayores.
"Es una enfermedad muy degenerativa desde el inicio, la gente en un par de meses puede estar muy deteriorada cognitivamente, ya no reconoce a los familiares, con un deterioro en la marcha porque el cerebro deja de enviar señales básicas y después quedan postrados y muchas veces la familia no entiende que su familiar cognitivamente no es el mismo", puntualiza.
Por esta razón los hacen responsables de los controles médicos de los pacientes, "de manera que no se rompa el vínculo familiar porque siempre queda un recuerdo, hay gente que se queda cuando pequeño, otra en los años de universidad o cuando estaban criando a sus niños, parece que te quedas con los mejores años de tu vida", reflexiona.
La directora de Senama coincidió en que es necesario un programa de apoyo a cuidadores y que en otras regiones se cuenta con uno enfocado a quienes cuidan a personas postradas. "Existen en otras regiones y esperamos el próximo año tenerlo vigentes acá en Tarapacá… lo solicitamos porque encontramos que hace mucha falta".