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Andacollo

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Segunda vez que voy a Andacollo, a la fiesta chica, aclaremos. A ratos parece estar suspendida en el tiempo. En otras, tironeada por esas fuerzas que amenazan con erradicar algo de su particularidad. Chinos, danzantes y turbantes constituyen la memoria de una fiesta que tiene más de 300 años. Más, dicen otros. Sea como sea, estos tres bailes han logrado vencer a los siglos con sus sonidos íntimos y pasos cadenciosos. Flauta, bandera y tambor hacen de estas cofradías se mimeticen con ese paisaje que este año, gracias a la lluvia, se vistió de verde.

El paisaje sonoro de Andacollo parece ir quebrándose. Desde el Norte Grande los llamados instrumentos gruesos, bronces, parece ser la amenaza. La potencia de éstos, apaga el sonido más que centenario de las flautas. Algo similar sucedió en La Tirana, cuando en la década de los 50 aparecen los bronces con la Primera Diablada, la del Goyo y Manicero. El paisaje sonoro de la China, era el resultado de la percusión, pitos, quenas y zampoñas. Un sonido que envolvía a chunchos, morenos, chinos, cuyacas y pieles rojas. Pero la porfiada religiosidad popular, se las arregló y goza de una buena salud más que envidiable.

Me gusta la atmósfera local de Andacollo. Me atrae el paso suave, como balanceándose, de los chinos, sobre un pie y sacando esos sonidos a esas inmensas flautas. En Pozo Almonte hasta los años 50 del siglo pasado, se celebraba en diciembre a la virgen de Andacollo. Nuestros chinos, "los de café" me dice una andacollina, provienen de ese pueblo minero. Le bastaron los kilómetros que nos separan para adaptarse a nuestra pampa. Matarifes y antes pampinos, los chinos de la plaza Arica han sabido construir su propia identidad.

Andacollo y sus leyendas, con sus chinos, danzantes y turbantes, con sus caciques y cañaverales, sus lluvias y sus sequías, tienen no siempre en sus manos, la posibilidad de reinventar su fiesta. De eso se trata en la cultura popular, de mezclar y de recrear. La vitalidad de la religiosidad popular no está en replegarse en el pasado, sino de encarar con la fuerza de esta, el futuro.

"Me atrae el paso suave, como balanceándose, de los chinos, sobre un pie y sacando esos sonidos a esas inmensas flautas".

Bernardo Guerrero Jiménez, Sociólogo."

Editorial

El deporte y la seguridad

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El accidente ocurrido en el sector de Playa Cavancha, donde un joven que manejaba una bicicleta terminó con una jabalina clavada en su cuerpo abrió varios flancos sobre la situación de la playa y también de la falta de espacios deportivos.

Ello porque es recurrente que este masivo espacio se esté usando para el desarrollo de actividades deportivas, lo que no es más que la respuesta a la evidente carencia de recintos que alberguen la práctica de las diferentes disciplinas en la ciudad.

No es malo que Cavancha pueda utilizar sus arenas para el esparcimiento y presencia de eventos deportivos, pero estos deben ser acordes al normal funcionamiento de un balneario, el más populoso de la región y que no impida, perturbe ni ponga en riesgo la presencia normal de las personas que solo acuden a disfrutar del mar y las olas.

El problema es que ante la ausencia de lugares donde existan las condiciones de espacio e infraestructura necesarias para que los deportistas puedan realizar sus actividades, han debido buscar zonas, como Cavancha o el Cerro Dragón, para efectuar sus actividades, algo que dependiendo de la disciplina que practiquen, se transforma en un peligro que pone en riesgo la seguridad de las personas, como ocurrió en el caso de ayer.

Es necesario poder normar y ordenar la situación, pues en el caso específico de Cavancha, confluyen bañistas, ciclistas, turistas que solo pasean, surfistas y según lo que quedó en evidencia ayer, deportistas de disciplinas atléticas como la jabalina, el lanzamiento de la bala y el martillo, siendo claro que no necesariamente todos ellos pueden estar al mismo tiempo sin tomar todas las medidas de seguridad del caso.

En cuanto a los espacios deportivos, qué duda cabe sobre la precariedad existente. Muchas han sido las propuestas y se siguen escuchando, pero es muy poco lo que se ha avanzado.

No hay que olvidar que en esta ciudad existen los denominados concejales o consejeros regionales "del deporte", los cuales son electos con buena votación, sufragios que no se han traducido, necesariamente, en iniciativas que permitan a este sector dar el salto urgente que requiere hacia el profesionalismo. Se necesita más que subvenciones y pasajes para viajar a torneos.

"Muchas han sido las propuestas y se siguen escuchando, pero es muy poco lo que se ha avanzado".

de nuestro archivo

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8 de octubre de 1997

La menor Daniela Flores acudió al llamado solidario realizado por Zona Franca para ayudar a reconstruir el hogar "Los Ceibos", de Coanil, ubicado en Colina y que cobija jóvenes con diversos problemas médicos. La campaña terminará el sábado tras la recepción de los materiales.

8 de octubre de 1997

Molestia generalizada entre los vecinos del sector generó nuevamente la aparición de hoyos en el cruce de trenes de avenida Desiderio García. Los encargados muestran indolencia total y por el momento no existe una solución concreta para el problema.

Burbujas

Más respeto

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Los rayados en las letras instaladas en playa Cavancha no son más que la traducción icónica de lo que sucede en el resto de la ciudad, personas que se sienten con el derecho de ensuciar lo que hallan sin ser su propiedad. Una falta respeto.


Ánimos caldeados

Un escándalo fue lo ocurrido en la Liga Codei, donde un partido de fútbol terminó con la agresión a un árbitro. Hay que entender que es un deporte y no es aceptable que una persona reciba una agresión en el ejercicio de su labor. Los de negro son un factor crucial del fútbol.


Bulliciosos

Una verdadera molestia son esos vehículos modificados para hacer que el motor produzca grandes "rugidos". Al pasar por las calles durante las noches van despertando a todo el mundo y haciendo sonar todas las alarmas de los vehículos estacionados. Falta fiscalizarlos.