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Comunidad pide intervención de la Iglesia en fiesta religiosa

Obispado informó que busca mantener el diálogo en el pueblo de Huarasiña.
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Mauricio Torres Paredes

El caporal de la primera diablada del pueblo de Huarasiña, localidad ubicada en la Quebrada de Tarapacá en la comuna de Huara, Héctor Lafertte, evidenció lo que sería un conflicto interno en el poblado rural en torno a la realización de fiestas religiosas.

Lafertte acusó que durante tres décadas su diablada ha llevado a cabo celebraciones en el pueblo, pero que desde hace dos años que la directiva de la Comunidad Indígena de Huarasiña se habría sentido "invadida".

"Empezaron a ver que la fiesta creció mucho y empezaron a dar problemas para el festejo porque se sienten pasados a llevar. Hemos tratado de llegar a un acuerdo con ellos, pero no hay caso, están cerrados totalmente. Estamos molestos y hemos tratado de buscar un arreglo", expresó, apelando a la intervención de la Iglesia Católica, ya que aseguró que incluso les han cerrado el templo como forma de oponerse a cualquier festejo religioso.

"Hablé con el obispo (de Iquique, Guillermo Vera) y me dijo que no podía apoyar, decidió no enviar a ningún sacerdote. Nos molesta su actitud, porque conoce la situación. Si ve una celebración de 60 personas, un baile, y ve otra de 400 personas, cuatro bailes, más la comunidad del pueblo, debe ver que algo está mal. No puede decir, 'dos fiestas no puedo apoyar', porque mientras más fiestas haya, mejor, sobre todo patronales", dijo el caporal, sobre los ritos que involucran a San Lorenzo y La Cruz de Mayo.

Según Lafertte, el conflicto de la comunidad indígena hacia ellos tendría relación con que no son originarios del pueblo, aunque "tenemos un asentamiento, casas en vías de regularización y propiedades. Nuestro baile tiene la sede en Huarasiña".

Fechas coincidentes

Contextualizando, el Obispado explicó que el grupo que no es originario del pueblo, quiere celebrar tanto la octava de San Lorenzo que se hace en Iquique, como la de Huarasiña. El problema, dicen, es que ambas celebraciones chocan en fechas.

El año pasado se hizo una reunión en la cual el grupo sugirió celebrar la octava en Huarasiña una semana después que la de Iquique, petición que no fue bien vista por la comunidad local, quienes se negaron a cualquier cambio de fecha, pues existen documentos que la establecen como tradición del poblado huarino.

Para evitar el conflicto, se permitió por una última vez, llamando a respetar las costumbres.

El Obispado de Iquique evitó referirse al conflicto del pueblo, destacando que se mantienen las conversaciones para llegar a un posible acuerdo.