EDITORIAL
Abuso del clonazepam
El creciente número de incautaciones de fármacos como el clonazepam por parte de la policía dan cuenta de una problemática que debe ser abordada.
Si bien no es una práctica nueva el abuso de estas sustancias por parte de personas adultas, la utilización por parte de jóvenes, que incluso mezclan con consumo de alcohol tiene que encender las alertas en las autoridades.
Según información del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), de enero a septiembre de este año, el 18% (48) de los 265 menores de edad que se encuentran en programas de tratamiento en convenio con Senda en la Primera Región, lo que da cuenta de que no es un problema marginal.
En este sentido, es necesario asumir como sociedad que esta problemática puede afectar a cualquier familia, donde en el caso de los fármacos que se consiguen en forma clandestina, es más complicado de abordar desde el punto de vista familiar, ya que a diferencia del alcohol u otro tipo de drogas ilícitas, en este caso estas pueden estar en el botiquín de la casa sin que nadie las note.
También es preocupante su venta en sectores cercanos a los colegios e incluso al interior de estos, con precios que van desde los $5 mil pesos, lo que es bastante accesible para un estudiante.
Dentro de ese contexto, es necesario que exista responsabilidad y sobre todo información en los adultos con el fin de mantener un adecuado control de estos fármacos.
Por otro lado, una buena idea es mejorar e intensificar los controles que permitan evitar la venta clandestina de éste y otros fármacos que se utilizan como inductores de sueño y que a la larga traen problemas severos para la salud.
Es así como un estudio de la Universidad de Burdeos en Francia, publicado en 2012, demostró que su consumo prolongado puede generar demencia e incluso Alzheimer. El riesgo es 50% más en comparación con las personas que no las usan.
Todo lo anterior, da cuenta de que es un problema que debe ser tomado con atención, sobre todo cuando se trata de menores de edad que están en etapa de formación de su cerebro.
"Es preocupante su venta en sectores cercanos a los colegios e incluso al interior de estos".