Escribo como una medida desesperada de hacer pública, los delitos y vulneración en la cual nos encontramos hoy como rubro turístico. Mi empresa son las cabañas turísticas ubicadas a la salida de la ciudad de Iquique, en los últimos 30 días, hemos sufrido ya dos actos delictuales de robo, hemos llamado a Carabineros, sin embargo, la falta de su presencia en el sector de Tres Islas ha generado una proliferación de estos hechos, no hemos sido los únicos afectados y como el único consejo que nos dieron es hacerlo público para que por medio de la presión de los medios se dispusiera de mayores efectivos en el sector. Tengo a bien solicitar a Ud., su apoyo para poder publicar esta carta y ojalá con esta medida podamos contar con mayor presencia policial en el sector y con ello aportar a la tranquilidad de nuestros turistas y proteger el rubro que genera un gran número de ingresos y absorción de mano de obra en la Región de Tarapacá.
Son las instituciones
Decía Karl Popper que lo importante en la política no es quienes gobiernan sino que instituciones nos protegen de potenciales malos gobiernos. En ese sentido, qué tipo de instituciones rigen una sociedad es clave en su prosperidad, tal como lo han intentado demostrar Daron Acemoglu y James Robinson en ¿Por qué fracasan los países?.
Actualmente, sin embargo, parece valorarse más la supremacía del personalismo por sobre los arreglos institucionales. Esto va en contra de los elementos que permitieron el surgimiento de sociedades abiertas marcadas por la libertad política y la prosperidad económica, sobre todo en Occidente.
El auge del populismo sería un claro indicio de este deterioro. Y es que las instituciones pueden degenerar, tal como plantea el historiador Niall Ferguson, quien es el invitado principal del quinto aniversario de Fundación para el Progreso, a celebrarse en noviembre.
En el caso de Chile, nuestros debates políticos vuelven a estar marcados por el claro predominio del personalismo.
Poca atención se coloca al rol de las instituciones, como el estado de derecho, el derecho de propiedad o la ética del trabajo.
Por el contrario, se las desprecia promoviendo medidas en su contra, de manera totalmente irresponsable, a través de legislaciones absurdas y reformas radicales, cuyos resultados terminan siendo desastrosos.
Jorge Gómez Arismendi.
Miriam Pizarro Valdivia.