Efecto pigmalión o profecía autocumplida
En educación se hace referencia a que las expectativas de los profesores sobre cómo se desempeñarán los estudiantes en sus clases, determinarán justamente la conducta final de aprendizaje.
Por ello, si el profesor, antes de comenzar el proceso educativo, tiene pocas expectativas sobre el desempeño de sus estudiantes, lo más probable es que se cumpla esa premisa, pues está determinando anticipadamente sus conductas.
Es fundamental entonces que creamos en los jóvenes de la comuna, que son capaces de lograr el mejor aprendizaje, independiente de su trayectoria educativa o nivel socioeconómico, y exigir que a través de su esfuerzo y perseverancia logren cambiar lo generalmente predeterminado.
Los jóvenes de Alto Hospicio tienen un tremendo potencial. Estoy convencido que las personas que más dificultades tienen son aquellas que más y mejor pueden superarlas, crear, innovar y emprender, porque alguien creyó en ellos y les dio herramientas.
Lo que necesitan son más oportunidades, nunca profetizar fatalmente su conducta final, y buscar las mejores opciones para desarrollar sus talentos. Pero a su vez debemos exigirles, presionarlos, desafiarlos. Probablemente se sientan colapsados, pero hay que acompañarlos, alentarlos y no dejar de creer.
La invitación es a mirar con esperanza el futuro de nuestros niños y jóvenes, siempre con altas expectativas. De lo contario, nunca veremos resultados a gran escala en la educación de nuestra comuna.
"La invitación es mirar con esperanza el futuro de nuestros niños"
César Gavilán Navarro, Director Liceo Bicentenario Minero Juan Pablo II."