La delincuencia no tiene pasaporte
La seguridad ciudadana es uno de los temas que más preocupa a los tarapaqueños y es evidente que la autoridad debe buscar herramientas para resguardar la integridad personal y material de la población.
Durante los últimos 10 años la región ha registrado altas cifras de victimización y de temor, liderando en varias oportunidades los estudios nacionales sobre este tema. Se trata, entonces, de un problema complejo y que por su relevancia favorece a la creación de ciertos mitos que en nada aportan a la búsqueda de soluciones.
En ese sentido, uno de los errores más recurrentes es la relación que se hace entre delincuencia y migración, idea que de acuerdo a las estadísticas está apartada de lo real.
Por ejemplo, el año 2015 la Cámara de Diputados recibió un informe del Departamento de Extranjería que indicaba que en el país había cerca de 477 mil inmigrantes residentes, es decir, un 2,7% de la población. Asimismo, el segundo boletín estadístico de la Mesa Interinstitucional de Acceso a la Justicia de Migrantes y Extranjeros de ese mismo año, refería que 5.415 extranjeros habían ingresado al sistema judicial chileno tras ser aprehendidos por alguna de las policías, lo que equivale solo al 1,1% de los residentes foráneos.
En términos más simples, el informe dio cuenta que solo 1 de cada 100 extranjeros que habitan en el país había sido detenido por un delito.
En el caso de Tarapacá, donde cerca del 7,4% de la población es inmigrante, la realidad no es distinta. Esto se reafirma, por ejemplo, en la última cuenta pública de la Defensoría Penal, donde se dio a conocer que durante el 2016 solo el 17% de los imputados era extranjero, mientras que el 83% restante correspondió a personas nacidas en el país. Incluso, al considerar los datos de la Fiscalía, los casos de foráneos vinculados a un hecho delictual cae al 10% del total.
Si bien el Estado debe buscar fórmulas para frenar la entrada de quienes registren antecedentes penales y evitar el ingreso de personas de forma clandestina, vincular la nacionalidad a los hechos delictivos es un prejuicio sin sustento material ni teórico.
Hoy, en un mundo cada vez más conectado, es indispensable fortalecer la convivencia y aprovechar el aporte de los inmigrantes.
Iquique, una ciudad cosmopolita, bien sabe de la contribución que en su historia han hecho aquellos que nacieron al otro lado de la frontera y que con los años formaron aquí su hogar.
"En términos más simples, solo 1 de cada 100 extranjeros que habitan en el país había sido detenido por un delito".