Sistema de Admisión Escolar
Una serie de frustraciones en los padres ha generado el proceso de reforma a la educación y la aplicación del nuevo Sistema de Admisión Escolar.
La iniciativa responde a una demanda ciudadana con un proceso que busca la gratuidad de la educación, pero que sin embargo también significó que existieran implicancias colaterales, como que muchos sostenedores decidieran pasarse a un sistema privado.
De esta manera, al reducirse el número de establecimientos subvencionados la demanda por los de mejor calidad ha crecido respecto a años anteriores, lo que además lleva a una frustración de los padres.
Si bien el actual sistema de admisión tiene errores, es importante entender que no se trata de demonizar esta herramienta, ya que esta viene a tratar de ordenar la alta demanda de matrículas que era previsible que se generara tras el paso de los establecimientos a pagados y que pretende dar oportunidades iguales para acceder a los establecimientos con mayor demanda de cupos a los padres y apoderados, donde en años anteriores, también muchos quedaban sin matrícula, pero debían incluso amanecerse fuera de los establecimientos para intentar acceder a una.
Por otra parte, la reforma de gratuidad debe generar las instancias que permitan que no se pierdan los establecimientos de mejor calidad y ofrecer alternativas a los sostenedores que no incentiven su paso a particulares pagados.
Al mismo tiempo, se debe intervenir de forma más acelerada en los establecimientos municipales como también a los subvencionados que pasaron a gratuidad con el fin de mejorar su infraestructura, equipamiento y calidad de su enseñanza, de manera de que se pueda nivelar hacia arriba.
Del mismo modo, es importante desestigmatizar a los colegios que no están dentro de los que tradicionalmente tienen buenos resultados en Simce y PSU, ya que es la única forma de mejorar su calidad a través de estudiantes más diversos y no solo de condición vulnerable.
Chile es uno de los países de Latinoamérica con mejores resultados educacionales en la mayoría de las áreas, pero no hay duda que se puede seguir mejorando y para ello se debe pensar en una educación del siglo XXI, inclusiva y de calidad.
"La reforma de gratuidad debe generar las instancias que permitan que no se pierdan los establecimientos de mejor calidad".