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Iquiqueños no se pusieron límites y rindieron la PSU

Adultos mayores y jóvenes contaron cuáles fueron sus motivaciones para inscribirse y acudir a dar el examen.
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Evelin Aguilar Paniagua

Ser adultos mayores, tener una discapacidad física o estar en periodo postnatal no fueron impedimento para que un grupo de iquiqueños rindieran la PSU, aquella que -como ellos señalaron- es una vez al año y por lo mismo no hay que dejarla pasar.

Con su estuche en mano y a pocos minutos de que inicie el examen de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, Elvira Madariaga llegó ayer al Liceo Comercial para terminar de cumplir con aquello que convirtió en su reto personal luego de finalizar recientemente la enseñanza media.

No se avergüenza al decir que tiene 68 años y que esta es su primera experiencia con la PSU. Y aunque a diferencia de otros no tiene claro qué carrera profesional le gustaría estudiar, aseguró que su desafío es medir los conocimientos que adquirió en el Ceia José Alejandro Soria donde este año completó su escolaridad. Hacerlo, la convirtió en la pobladora de la región más longeva en dar este año el examen.

"Mis hijos como estaban estudiando, yo trabajaba y no podía estudiar. Ahora que ellos ya son profesionales y casados, me decidí", expresó la mujer.

Si bien ella era la de mayor edad, habían otros adultos quienes coincidieron en que no es tarde para cumplir sus sueños profesionales.

Marianela Núñez (59) aspira estudiar Trabajo Social y por lo mismo aprovechó que su hijo de 22 años iba a dar la PSU, para ella también inscribirse y así prepararse juntos.

"Él me ayudaba más que yo a él, porque él salió del colegio hace pocos años, en cambio yo tantos años sin estudiar... además que lo hice en un colegio nocturno donde los contenidos no son los mismos que de los niños", contó.

El haber cumplido con la misión de ser mamá -como ella expresó- la impulsó este año a dar el examen con el cual espera postular a la universidad.

"Yo tengo experiencia en trabajo social, pero sin sueldo. En el hospital formamos un voluntariado con mi esposo para ayudar a pacientes seropositivos y eso me dejó con la inquietud de poder apoyar a estas personas, pero profesionalmente", dijo antes de ingresar a rendir la prueba.

Asistió con su escritorio

En otra aula, considerada como casos especiales, estuvo Cynthia Navarro (26). Si bien no fue su primer encuentro con la PSU, afirmó que este fue diferente ya que no se sintió discriminada por haber nacido con amputación congénita de las extremidades superiores y tener que escribir con el pie izquierdo. "El 2009 rendí la PSU, no me fue mal con el puntaje, pero tuve una mala experiencia porque de cierta forma me discriminaron. Yo fui a reconocer sala, y me dijeron que yo no podía hacer la prueba con los demás porque iba a distraerlos", recordó.

En esta ocasión, Navarro pudo llevar su propia silla y mesa para poder dar el examen que le permitirá continuar sus estudios ya que este año concluyó la carrera de técnico en educación diferencial y ahora aspira obtener el título profesional.

"Ahora vine más tranquila porque sabía que no iba a estar sola (a diferencia de la vez anterior) y además no me pusieron ningún pero para dar la prueba", dijo.

Pudo amamantar a bebé

Quien recibió apoyo para dar la prueba sin dejar de asistir a su bebé de un mes de nacida fue Yenny Salfate quien tuvo la facilidad de salir del aula para ir a amamantar a su hija.

Su pareja, Mario Giannoni, la esperó con la bebé y su otro hijo de dos años en el patio del liceo. Contó que cuando la bebé lloró, ella pudo salir de la sala, acompañada por una persona, para dar de lactar a su hija por cerca de 20 minutos y luego retornar a continuar al examen. "No hace falta ser perfecto para hacer la prueba mientras la persona quiera hacerlo", comentó Giannoni respecto a que no existe excusa para que las personas se animen a dar el examen ya que actualmente se brindan las facilidades para hacerlo.

Todos estos casos coincidieron en tener al Liceo Comercial como centro de rendición de la PSU, sin embargo, cada uno acudió con su propia historia y motivación. Ahora, solo esperan los resultados.

"Ya cumplí con la misión de mamá y dije, que con la edad que tengo, 'puedo dar la prueba y medirme'".

Marianela Nuñez, iquiqueña de 59 años que rindió la PSU."