Niños volaron en avioneta como regalo de fin de curso
El Rotary Club Santa Laura apadrinó a los alumnos más destacados de la escuela Eduardo Llanos.
El premio a la excelencia académica de 18 estudiantes, entre 7 y 14 años de edad, provenientes de la Escuela Eduardo Llanos, fue volar por primera vez en una avioneta privada, gracias a la alianza entre el Club Aéreo de Iquique, perteneciente a la Federación Aérea de Chile, y el Rotary Club Santa Laura.
Un bus de la Municipalidad de Iquique los condujo hasta el Aeropuerto Diego Aracena, donde los esperaba Félix Astudillo, jefe de operaciones del Club Aéreo.
Algunos menores habían volado en aviones comerciales, pero la mayoría solo se imaginaba lo que sería sobrevolar la ciudad, en una aeronave más pequeña, ligera y rápida.
Emociones
Los nervios, la emoción, la curiosidad y la felicidad que significa elevarse sobre el aire se mezclaron en un torbellino de emociones.
"Pensé que iba a ser más turbulento, pero fue suave", comentó Andrés, a quien le gustaría repetir la experiencia.
Mientras que la alumna Ariane Durán dijo: "me pareció muy bonita la actividad, me encantó, lo que más me gustó de volar fue ver el paisaje desde arriba, sentí mucho miedo. Al principio estaba muy asustada, pero después de ver que no temblaba tanto como imaginé, me calmé y me gustó tanto que lo volvería a hacer".
"Me gustó mucho volar, estaba un poco loco, se movía para todos lados, sentía por dentro como que me subía y me bajaba algo, no me imaginaba que fuera así, me gustó volar y quiero hacerlo de nuevo", expresó Daniel Duque, de 9 años.
Por su parte, la profesora Cecilia Cuesta, indicó que "al principio era todo silencio, iba en avión con tres niños, pero de repente el más chiquitito se soltó a hablar y preguntaron de todo. Los pilotos nos transmitieron mucha seguridad, nos explican todo y uno se siente muy bien con ellos, aunque tengas miedo, porque te dan mucha confianza. Venir a esta actividad fue decisión de último momento y no me arrepiento".
La felicidad de Rocío era evidente, manifestó que le fascinó la experiencia, que lo volvería a hacer y que se lo imaginó todo tal como sucedió.
"Sentí una cosa en la guatita", confesó sonriente Baythiare, de 9 años, a quien también le gustó ver que desde lo alto todo parece tan pequeño.
Matías Oyanedel fue uno de los mayores del grupo, se imaginaba que el vuelo sería más fuerte en cuanto a movimientos y sensaciones, pero dice que fue tranquilo y que por eso se le quitaron los nervios que al principio llegó a sentir.
Aguiluchos
La Federación Aérea de Chile bautizó la actividad con el nombre de "Aguiluchos", la realizan unas cuatro veces al año, con pilotos permanentes y aeronaves operativas, con mantenciones al día.
"El objetivo de esta actividad es acercar a la comunidad al mundo de la aeronáutica y compartir el placer de volar", afirmó Astudillo.
Los pilotos ofrecen sus servicios de manera voluntaria, mientras que con la ayuda de los socios y de la Federación Aérea financian el combustible para la actividad.
Todos los niños quedaron muy felices y recibieron un diploma que les recordará siempre la hermosa experiencia.
"Sentía por dentro como que me subía y me bajaba algo, no me imaginaba que fuera así".
Daniel Duque,, alumno de tercero básico."