Con excepción de los dos colectivos de la calle Lynch y O'Higgins, Iquique era una ciudad que dialogaba con el cielo de un modo respetuoso. La torre del reloj de la plaza Prat, las de las iglesias San Francisco, Buen Pastor, San José, San Gerardo entre otras, marcaban el límite aéreo. Los que venían por primera vez a visitarnos decían que esta era una ciudad chata. Otros agregaban que además de lo anterior, estaba en un hoyo. A la primera observación se le decía que lo bueno venía en frasco chico. A la segunda se le replicaba que en tiempos del salitre, Iquique estuvo integrado al mundo.

En lo que si había consenso era que la nuestra era una ciudad amable. Por lo mismo llama la atención los resultados de un estudio que afirma que esa cualidad no está tan presente. Ese intangible, que forma parte de nuestra identidad, parece irse en retirada. Tiempos esos que cuando alguien preguntaba por tales calles prácticamente se le acompañaba. Ese ritual de saludarse a grito pelado de esquina a esquina. Ese acto tan provinciano de entrar a un restaurante y aparte de saludar, expresar el clásico "Buen provecho". Existían aquellos, además, que llegando tarde al cine, saludaban con un eufórico "Buenas tardes". Imagínense las respuestas del respetable. Se convidaba una tacita de té, se invitaba al desconocido a jugar una pichanga.

Hay que romper la idea equivocada de que las ciudades chicas son, casi, por su tamaño, amables. Y las grandes no. No debemos porque seguir pagando el precio del progreso, como se afirma por ahí, justificando lo que sea. Saludar en el ascensor, sonreír, mirarse a las ojos, abrazarse, responder amablemente, son cualidades que jamás debieran perderse. Por lo menos, a fin de año, abrimos nuestras casas. Más que levantar edificios de torres, hay que construir confianzas y amabilidades.

La amabilidad ese gesto agradable y cálido constituye una de las principales herramientas para hablar seriamente de turismo. Así como hay gente amable, hay ciudades amables. E Iquique, lo fue. Y no veo porque debemos resignarnos a perder esa cualidad.

"Saludar en el ascensor, sonreír, mirarse a las ojos, abrazarse, responder amablemente, son cualidades que jamás debieran perderse".

Bernardo Guerrero Jiménez, Sociólogo."

La presencia de los carros de Navidad es recibida con gran alegría, pero también es necesario que las familias extremen la precaución, pues muchos niños al oir las sirenas salen corriendo y se exponen a atropellos. Cuidado.

Confusión

Con la gran cantidad de carros navideños que salieron a las calles ayer, para muchos de los más pequeñitos fue algo confuso cuando en una misma calle se encontraban dos o más vehículos con un viejito pascuero. Son sus ayudantes y otras serie de explicaciones dieron los padres.

El goleador

Erick Guerrero apuntó a la necesidad de fortalecer el sector derecho, pero también fue enfático en la necesidad de un goleador. Es de esperar que el club acierte en la contratación de un hombre de área pues ha sido recurrente que la falta de gol sea un problema.

Con la realización del masivo concierto de la artista nacional y ganadora de un Grammy Latino, Mon Laferte en Iquique, volvió a tomar fuerza la necesidad existente en la ciudad de contar con un espacio que pueda albergar actividades para una afluencia mayor.

El público quedó contento con la presentación, carisma y despliegue de la artista, pero no estaban para nada felices por la acústica del recinto. No podía ser de otra forma, pues se trata de un recinto diseñado para la práctica del deporte, que en la ciudad ha sido utilizado desde hace mucho tiempo para albergar conciertos e incluso obras de teatro de la talla de "La Negra Ester" donde el sonido siempre ha sido el problema.

La crítica tras el evento de la cantante chilena tuvo eco entre quienes salían del espectáculo afirmando que en la ciudad no existe un lugar idóneo para este tipo de eventos.

Pero más allá de los buenos deseos, el criterio de realidad apunta a que el diseño, financiamiento y edificación de un nuevo recinto de estas características sería muy complejo de realizar y pensando en la multiplicidad de necesidades existentes en la región y el momento económico por el que pasa el país.

Por ello, no parece descabellado el planteamiento realizado en la edición de este medio del pasado 12 de octubre, donde artistas y productores locales plantearon la idea de darle un fin de centro cultural a la estructura de lo que hoy es el actual Casino de Juegos de Iquique, el que según palabras del alcalde Mauricio Soria sería demolido una vez que se construya el nuevo recinto de juegos de azar para agregar más áreas verdes al sector de Cavancha.

Si bien ambas posturas son valorables, de no tener el recinto ese fin, sería prudente que se pueda pensar en la generación de un proyecto que permita que la ciudad tenga un lugar de estas características y que además de conciertos, permita albergar exposiciones y por qué no conferencias y convenciones.

Mucho se habla de la necesidad de mejorar la calidad de vida y si bien son muchos los factores que inciden en ella, el esparcimiento, la cultura y la posibilidad de expresión son también parte de lo que la sociedad requiere para su desarrollo.

"El criterio de realidad apunta a que el diseño, financiamiento y edificación de un nuevo recinto de estas características sería muy complejo de realizar".