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Las ferias iquiqueñas intentan no desaparecer con la modernidad

Comerciantes reclaman por la inseguridad, la competencia desleal de los ambulantes y la llegada de grandes multitiendas con facilidades de pago. Pese a ello, buscan sobrevivir entregando nuevos servicios a sus clientes.
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Karina Sánchez

Las ferias Persa, Monumental y Coliseo, forman parte de la historia de Iquique, pero el boom de los años de bonanza se desvanece y este año cada vez son más los locales vacíos.

Comerciantes comentan que sus ventas se han visto afectadas por la delincuencia, el comercio ilegal y la llegada de las grandes cadenas de tiendas, estas últimas, porque entregan una mayor facilidad de pago, pues venden a crédito.

El sociólogo Bernardo Guerrero distingue dos tipos de ferias, unas que se surten de productos provenientes de Zofri, como la Monumental, y otras que responden a las necesidades de la población, como la Persa, que brinda productos y servicios que no se encuentran en el mall, como la sastería.

Guerrero dice que, para permanecer en el tiempo, las ferias deben reinventarse y responder a las necesidades de la gente, por eso cree que la Persa no desaparecerá.

Al contrario, el seremi de Economía, David Pastén, es menos optimista, ya que segúl él, con el tiempo las ferias igual desaparecerán, pues la ciudad se seguirá modernizando.

Por ejemplo, "llegarán inmobiliarias interesadas en construir nuevos edificios y si les presentan una buena oferta a los dueños de las ferias, entonces llegará el día en que venderán sus terrenos".

Pastén sostiene que la recesión de estas ferias no se debe a una crisis económica, "lo que sucede es que han cambiado las preferencias de compra: a las personas se les hace más fácil comprar en las grandes tiendas, con tarjeta de crédito y garantía, así como comodidad, seguridad y ofertas atractivas".

Sin embargo, reconoce que aún hay gente que no utiliza tarjetas comerciales y que prefiere comprar en efectivo, por sobre todo los adultos mayores.

Oferta variada

La Feria Persa se diferencia del resto, porque es la única que ofrece servicios de costura, joyería, impresión de documentos, tarjetería para eventos sociales, venta de medallas y trofeos, entre otros.

Eduardo Gramattico, administrador de la Persa, cuenta que data del año 1983 y que antes era una barraca. Comenzó con 280 locales y hoy cuenta con 320, en una extensión aproximada de 2.400 m2.

"La llegada de los malls perjudicó, porque se pueden utilizar tarjetas de crédito como medio de pago y aquí en la feria casi todo es en efectivo", apunta, aunque aclara que han sufrido menor daño que otras ferias, debido a la variedad de rubros que entregan.

"La situación ha cambiado. Antes el día de Navidad abríamos a las 9 de la mañana y cerrábamos a las 3 de la madrugada del siguiente día. Ahora abrimos a la misma hora y el 24 de diciembre cerramos a las 19 horas. Ya no llega nadie", explicó.

Gramattico asume que el año pasado era difícil hallar un local desocupado para arrendar, mientras que hoy disponen de 80 locales vacíos.

"La gente llega, trabaja dos o tres meses y se va, porque la feria está lenta. Yo pienso que las ventas bajaron un 35%", precisó.

En materia de seguridad, el administrador de la feria Persa dice sentirse privilegiado, porque el sector es mucho más seguro que otros y cuentan con el apoyo de Carabineros.

Hace 34 años que Viviana Cortés vende productos en la feria Persa. Se queja de que los comerciantes ambulantes le quitan los clientes, porque venden lo mismo y más barato.

"Pagamos patente, impuestos y arriendo", exclama la comerciante, distinguiéndose así del comercio informal.

Sin embargo, y tal como lo expresaba el sociólogo Bernardo Guerrero, la feria Persa optó, quizás sin quererlo, por el giro de la ropa y el calzado. Y no a la venta, sino a su reparación y confección. Ese es el caso de Gloria Cunurana, quien lleva tres años con un local de costura, aquello que aún tiene demanda en el lugar.

De todos modos, reconoce que mucha gente se ha ido porque no quiere invertir en un negocio que no le genera suficientes ganancias.

Inseguridad

Al norte, en las ferias Coliseo, también se advierten locales vacíos. Pocas personas entran y quienes lo hacen preguntan precios y se van, aseguran sus locatarios.

Wladimir Martínez dice que lleva 35 años en la feria, dedicado a vender ropa para hombres. "Todos los problemas se los debemos a la delincuencia y a la llegada de las grandes tiendas. Lo ideal sería tener Carabineros en Thompson con Amunátegui, de las 9 a las 21 horas. Todos los días asaltan", apuntó.

Asimismo, Martínez agregó que "están malas las ventas, han bajado 50%. Esperemos estar mejor el próximo año".

El locatario dice que toda la gente se está yendo al sector sur, pues "parece que allá hay más afluencia de clientes".

Adela Gutiérrez, administrativa de la feria Monumental, se une a los reclamos sobre inseguridad y agrega que otro problema es la feria itinerante, que los sábados ocupa la calle 21 de Mayo, acaparando a todos los clientes de ese sector.

Gutiérrez comenta que mucha gente incluso prefiere tomar la opción del comercio ambulante. "Desde el 2014 que bajó la demanda de arriendos, tenemos como 20 locales vacíos. La gente ya no percibe los mismos ingresos que antes", explicó.

La administradora de la Monumental agrega que antes un comerciante arrendaba hasta seis locales, mientras que ahora solo uno o dos.

No obstante, la Monumental también se ha reinventado. Con la llegada de migrantes, la feria tiene nuevos locales, en lo específico peluquerías y barberías colombianas.

La dominicana Katerine Díaz trabaja como estilista, desde hace tres años en la Monumental, cuenta que siempre trabajó como dependiente y que en esta temporada decidió juntarse con tres colombianos, porque así comparten los gastos de arriendo y cada uno es su propio jefe.

Díaz reconoce que este año ha sido malo, en comparación con el 2016, pero al menos logran ganar lo necesario para subsistir y tienen sus clientes fijos.

Es la Monumental funcionan tres peluquerías y barberías, donde se observa a los migrantes trabajar en equipo, uno corta cabello, otro hace pedicure o manicure, alguien más aplica un tinte y alguien más se encarga del alisado.

Mancomunidad

Respecto al reclamo de los locatarios, el presidente de la Cámara de Comercio Detallista, Miguel Díaz, se ha reunido con los dirigentes de las ferias.

"Las ferias comenzaron a perder atractivo y mientras no se realice un trabajo mancomunado para mejorar la seguridad y la competencia desleal, es difícil volver a los años de bonanza", apuntó.

Las estadísticas que maneja la Cámara de Comerciantes Detallista es que existen tres mil comerciantes establecidos que generan 12 mil fuentes de empleo, en contraste a 280 vendedores ambulantes que se autoemplean. "Las autoridades deben comprender que no estamos ante la presencia de un comercio ambulante, al que accedían sectores vulnerables. Se trata de gente con alto poder económico, capaz de comprar hasta 5 millones de pesos en poleras, zapatillas, etc.", enfatizó Díaz, quien igual destacó el avance con el ordenamiento del centro de Iquique, que ha mejorado las ventas de sus asociados.

"La gente llega, trabaja dos o tres meses y se va, porque la feria está lenta."

Eduardo Gramattico,, Feria Persa"