Las cábalas para pasar el Año Nuevo que se mantienen por generaciones
Utilizar calzones amarillos, comer 12 uvas y una cucharada de lentejas, forman parte de los rituales.
Cuando el reloj marque las 12 de la medianoche del 31 de diciembre, comienza el Año Nuevo y las personas superticiosas se apresuran a realizar las cábalas más populares.
Comer las 12 uvas o una cucharada de lentejas cocidas, así como utilizar calzones amarillos o salir corriendo con maleta en mano, forman parte de las supersticiones más comunes para atraer el dinero, el amor y la suerte.
Aunque cada vez son menos las personas que creen en estas costumbres, todavía hay quienes las practican en familia y dicen que no son supersticiosos, "pero de que vuelan, vuelan".
Suerte
Jorge Bovey, administrador de la Cooperativa Cooperlacar, quien se vino a Iquique a trabajar, hace dos años, y tiene a toda su familia en Coquimbo dice que se apresta a viajar a pasarlo en familia.
Bovey comenta que en su familia "las mujeres usan sus cuadros amarillos, también salimos del domicilio con las maletas para que nos pueda ir bien el próximo año y viajar bastante y, la más tradicional, es comernos tres cucharadas de lentejas".
"Son tradiciones que nuestros ancestros nos han inculcado y que mi familia la lleva a efecto", concluye Bovey.
Jessica Olmedo, comerciante, confiesa que realiza las cábalas de fin de año, junto a su mamá, hermanas e hijos.
"Mi mamá prepara lentejas cocidas, coloca un plato con uvas verdes desgranadas y también subimos y bajamos la escalera con una maleta", narra Olmedo.
La mamá de Olmedo vive cerca de playa Cavancha, aunque hay algunos edificios cerca, aún pueden admirar la lluvia de fuegos artificiales desde la terraza.
Uvas de la temporada
Magnolia Cortez celebra el fin de año en Cavancha, junto a su esposo, y juntos se comen las doce uvas, pero ella es más creativa, porque las coloca en palitos de brocheta.
"Es más práctico, porque coloco las 12 uvas sin semillas y no hay que estar contando. Me gusta variar, a veces coloco las uvas todas de un solo color y otras veces las alterno, una amarilla con una roja", explica.
Al recorrer el Agro se nota la escasez de la fruta, al consultar a José Marza, vendedor, dice que en diciembre apenas comienza la temporada y por eso se consiguen pocas uvas, situación que encarece suprecio.
Pero volviendo a las tradiciones, a Magnolia le entusiasma estar rodeada de gente y abrazar al que tenga al lado, aunque no lo conozca. También le gusta ver el reloj del cerro y esperar la cuenta regresiva, hasta que marque las 12.
Ella prefiere utilizar ropa interior roja, en vez de amarilla, "porque el rojo es el color del amor".
Cuenta que el ritual de las maletas lo dejó de hacer, porque la vez que lo hizo se fue de Valdivia, su tierra natal, y ya tiene 20 años viviendo en Iquique, de donde no se quiere ir.
Pero esta chilena no se conforma con todo esto, sino que además coloca un anillo de oro en la copa de champagne y se la bebe para atraer la abundancia, sin olvidar colocar un billete de alta denominación en su bolsillo.
Primero le recuerda a su marido que va a introducir la joya en la copa, "para evitar que se atore", indica sonriendo y confiada en que la suerte, el amor y el dinero la acompañarán en el 2018.
"Mi mamá prepara lentejas cocidas y coloca un plato de uvas verdes desgranadas"
Jessica Olmedo,, comerciante."