El almacén que dirá "Adiós" este 31 de diciembre
Abrió en 1974 y tras más de 40 años cerrará sus puertas sin ni siquiera esperar la llegada de 2018. Este 1 de enero ya no estará atendiendo en su tradicional esquina.
A sus 88 años, don Pascual Rueda Bravo, dueño del almacén "Rueda" ubicado en la esquina de José Joaquín Pérez con 21 de Mayo, decidió poner fin a una historia dedicada al comercio. De raíces peruanas, don Pascual nació el 25 de noviembre de 1929 en su casa de Iquique, con la ayuda de una partera. Su almacén abrió las puertas el 1 de febrero de 1974.
"Estoy cansado de trabajar. Trabajo desde los 15 años y me parece que es demasiado lo que ya he trabajado. Además que estoy con dolencias en las rodillas, entonces veo que ya no puedo más", contó el comerciante, quien espera seguir viviendo con el dinero que ya han amasado, así como con el arriendo de sus propiedades.
Lo bueno y lo malo
Más de 4 décadas de historia sí o sí dejan anécdotas. El hijo del dueño, Pascual Rueda Henríquez, de 61 años, cuenta que la primera se vivió al inicio del negocio, en tiempos de la dictadura, tras el gobierno de la Unidad Popular.
"Nos hicieron una denuncia por acaparamiento y vino el servicio de inteligencia del gobierno de la época a revisarnos. Tras el gobierno de Allende vino el de Pinochet, y a las personas las denunciaban con que acaparaban mercadería. Vinieron en esa época a revisar facturas. Fue una experiencia más o menos negativa", relata el hijo de don Pascual Rueda.
El dueño agrega que "no nos encontraron nada, porque nada teníamos. Estábamos recién empezando, de dónde íbamos a sacar acaparamiento".
Los asaltos también son parte de la historia del local, aunque reconocen que el sector antes era una "taza de leche". Hasta ahora atienden a través de rejas los fines de semana y por la tarde noche, para así reforzar el ingreso.
"Trabajábamos hasta las doce de la noche, todo era tranquilo, delincuencia había muy poca. Pero una vez entraron con pistolas", cuenta Pascual hijo. Incluso el tema da para situaciones tragicómicas. Un día, Rueda Henríquez fue tomado por la espalda por un individuo que lo amenazó para exigirle el dinero recaudado.
"No veía lo que me puso en la cabeza. No quise hacer fuerza, porque podía ser una pistola. Pero me giré y tenía puesto un celular. Como vi que no era grave, de casualidad tenía a mano una cuchilla, así que la tomé y arrancó", rememoró, agregando que tampoco han faltado los "perros muertos", clientes que piden cigarrillos y se retiran sin pagarlos.
Si bien es un negocio completo, no vende algo básico para cualquier iquiqueño: pan. De todos modos, ofrecen desde medias pantys hasta anzuelos para pescar, pasando por hilos y lanas. El producto estrella es el carbón, traído desde La Huayca.
"Antiguamente, hace 30, 40 años atrás, la manteca venía en lata. Si las personas querían un poco, se ponía en papel y la pesábamos", recuerda Pascual Rueda Henríquez.
Vida en el comercio
Don Pascual Rueda Bravo siempre tuvo una vida ligada a la actividad comercial. Partió en Vivar con Thompson, como empleado de la tienda "La Tentación", y luego en Tarapacá con Barros Arana, en "Casa Cánepa". Ambas se dedicaban a la venta y confección de ropa y calzado. Ninguna sobrevivió a estos días.
Con frecuencia atendía a quienes bajaban desde la pampa y sus salitreras. Ahí los interesados esperaban temprano, desde antes del horario de apertura, por lo que no alcanzaban "ni a ordenar" el local.
En esa época el comercio partía a las 9 de la mañana y hasta el mediodía, abriendo nuevamente a las 2 de la tarde para cerrar a las 9 de la noche. También abrían los sábados casi todo el día.
Pascual Rueda Bravo recuerda la labor que cumplió el Sindicato de Empleados Particulares, al que perteneció, y en el cual luchó, cuenta, por trabajar el sábado solo hasta el mediodía. Menciona en esa misma batalla a Juan Fornazzari Passalacqua, Julio Muñoz Benavides, y a su presidente, Rafael Escobar Cárdenas.
Pero todo cambió con la llegada de las multitiendas, que trabajan por turnos y en horario corrido. Ya no hay cierre para almuerzo y siesta, y además se abre el domingo.
"Cuando nos instalamos, y no había supermercados, vendíamos bastante. Éramos seis personas atendiendo y no nos daba tiempo para nada, solo atender. Cuando llegaron los supermercados, nos empezamos a desinflar. Mirábamos a la gente cuando llegaba en sus vehículos cargados de mercadería desde los supermercados. Antes esas personas nos compraban a nosotros. Ahí empezamos a vender el puro 'chaucheo'", dice el dueño.
Pero el trato es más cercano en los almacenes de barrio. "Siempre se vende, no en la cantidad de antes, pero se vende. Un cuarto de arroz, medio de azúcar, dos limones, tres tomates", cuenta su hijo.
Tras la muerte de los dueños de su anterior empleo, don Pascual decidió darle uso al terreno a un costado de su casa, donde ubicó el local familiar.
Más allá del cierre
Muchos vecinos se han lamentado por el cierre. Además de ser clientes frecuentes, llevan una vida de generaciones al lado del tradicional negocio. Sin embargo, la historia de casi 44 años implica un fin igual de complejo.
Este 31 es el último. Aseguran que el 1 de enero de 2018 ya no abrirán. La fecha no tiene nada de simbólico. Ese día se cierra el año comercial.
El hijo de don Pascual Rueda Bravo, Pascual Rueda Henríquez, no esconde sus sentimientos ante el fin de un local en el que pasó casi toda su vida.
"Cuando mi papá abrió el negocio yo tenía 16 años y desde el primer día que estoy acá. Una vez Impuestos Internos nos clausuró tres días por un tema de boletas. Y para mí fue un infierno, aburrido, no tenía nada que hacer. Yo creo que ahora me va a pasar lo mismo", indica.
A sus 60 años, soltero y sin hijos, no se hará cargo. Tampoco su hermana Luisa Rueda, quien tiene hijos profesionales. Aunque el dueño tiene dos hijos, tres nietos y cinco bisnietos, nadie seguirá a cargo del antiguo almacén.
El día 2 iniciarán el inventario para el cierre de la contabilidad. El negocio termina su atención al público, pero internamente hay otro proceso.
"Esto no se cierra así no más. La mercadería es nuestra, tenemos que consumirla. A lo mejor después rematarla. Vaya a saber uno", explica.
Mientras en el terreno piensan edificar un departamento para arrendarlo, a sus 90 años don Pascual ya se ve descansando. La opción es trasladarse a Matilla, donde tiene una casa quinta, aunque sin olvidarse de Iquique.
"Estoy cansado de trabajar. Trabajo desde los 15 años y me parece que es demasiado".
Pascual Rueda Bravo,, dueño del almacén "Rueda"."
"Cuando mi papá abrió el negocio yo tenía 16 años y desde el primer día que estoy acá".
Pascual Rueda Henríquez,, hijo del dueño."