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"Preparar algo de esta envergadura no ha sido fácil"

El obispo de Iquique, Guillermo Vera, sinceró las mayores dificultades del proceso de preparación para la visita del Papa Francisco. El monseñor reconoció que el Chile de hoy no es el mismo que recibió a Juan Pablo II el año 1987.
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Mariela Cabello Venegas

Ultimando los detalles de lo que será la primera vez que un Papa visite la ciudad, el obispo de Iquique, Guillermo Vera, se refirió a los desafíos y las dificultades que han tenido los preparativos en torno al evento multitudinario de recibir al líder mundial de la Iglesia Católica.

- ¿Cómo evaluaría los preparativos que se han generado en torno a la visita?

- Para mí es motivo de mucha alegría ver la generosidad de tanta gente, al interior de la Iglesia y más allá de la frontera de la Iglesia, que desde un principio, cuando se supo la noticia de la visita del Papa, se sumaron a la tarea de trabajar para que esto sea un momento de gracia, que marque la vida de las personas en Iquique y de nuestra vida de fe. Lo que ha sido el trabajo de las autoridades, de la Intendencia, municipio, la policía, Fuerzas Armadas, toda una preparación que ha sido larga. Pienso que eso quedó sellado con la visita del subsecretario del Interior, que vino en persona a ver cómo estaba el trabajo reailzado. En este sentido estoy contento y agradecido del trabajo de tantas personas.

- ¿Cuáles han sido las mayores dificultades?

- Preparar algo de esta envergadura no ha sido fácil y lo hemos visto en que a veces decimos cosas, después nos desdecimos de ellas, pero siempre conversando. Buscar lo que mejor convenga para la mejor participación de todos.

- Se habla de algunos retrasos en los plazos...

- Es verdad que ha costado reunir todos los implementos, los recursos o las maquinarias necesarias, todo aquello que se ha de ocupar en Lobito y en la ciudad, en lo que significa la seguridad de la gente, los medios para la comunicación, las cosas sanitarias, no siempre es fácil poder conseguirlo. Estamos en un país tan centralizado que todos los medios o los recursos están en la zona central. Nosotros estamos tan lejos de la ciudad capital, y muchas cosas han tenido que venir desde allá, lo que ha implicado no tener las cosas a tiempo y un retraso en los trabajos, pero vemos que con la gracia de Dios se ha tenido todo lo necesario.

- Entonces, ¿lo más dificultoso ha sido la distancia?

- Ha sido eso. Después la convocatoria al voluntariado. Teníamos un número estimado de voluntarios de tres mil y eso nos ha costado. Uno entiende la oportunidad de estar con el Papa, ver al Papa, rezar con el Papa y ser voluntario significa estar muy lejos de todo eso. Estar preocupado del servicio a veces no es muy sencillo, pero todo es muy necesario. Eso ha llevado quizás a no tener el número de personas que hubiésemos querido como voluntarios.

- ¿Qué cree que pasó con ese tema?

- Quizás algunos que se inscribieron en el primer momento y al ver todo el trabajo que implicaba, se fueron descolgando. Ser voluntario no solo significa ponerse una camiseta para ponerse ahí y cuidar el orden al paso del Papa. Sino que implicaba mucho trabajo de días previos, formación para con ellos mismos, y eso ha llevado a que mucha gente se desenmarcó de este trabajo. Pero con toda la labor que se ha ido realizando, estamos con mucha ilusión de querer responder a todas las espectativas que la gente tiene con el Papa.

La motivación

- Finalmente, ¿cuántos son los voluntarios que tendrá Iquique?

- Ahora son mil 300. Todavía está la oportunidad de que se sumen más hasta el 13 de enero. Los que hay, no son solo de Iquique, sino que de las ciudades vecinas. Pero de alguna manera saldremos adelante.

- ¿Están tranquilos con los esfuerzos?

- Sí, pero sin duda que una visita de esta envergadura implica un nerviosismo también, el que irá aumentando hasta que el Papa tome el avión para ir de Iquique a Perú. Pero las cosas están lanzadas, ya está el trabajo de mucha gente y la confianza puesta en Dios de que las cosas van a resultar, van a fluir de la mejor manera, que la gente va a responder.

- En ese sentido, ¿cómo va el tema de la entrega de entradas para la misa del Campus Lobito?

- Se están repartiendo, eso no ha sido tan fácil, el descargar, el imprimir. Los recursos que tenemos en las parroquias son cosas muy sencillas como las que tenemos en casa, entonces estar imprimiendo tantas nos ha sido lento. Sé que en Iquique se han dado los códigos para retirar 100 mil entradas. Ahora los que tienen esos códigos están bajando las entradas. Esas son las comunidades, las parroquias, los bailes religiosos. Sé que hay 40 mil que se han entregado físicamente. También contamos con los voluntarios que están en los kioskos en la playa.

- ¿Y las que se descargan por sitio web?

- Ellos entran al sitio, ojalá toda la gente entrara y sacara sus entradas, pero por eso estamos facilitando las cosas.

- ¿Cree que la motivación de los fieles ha sido baja frente a la visita del Papa?

- Creo que sin duda influyó la contigencia, pero también hay otra realidad. Como que vivimos en un Chile diverso, que se ha ido secularizando, y vivimos en este Chile en que siempre dejamos las cosas para última hora. Muchos nos recordamos la visita del Papa hace 30 años atrás que fue una efervescencia de meses. De lo único que se hablaba era del Papa. Ahora recibimos al Papa en el Chile de hoy, que ha avanzado enormemente en tantas cosas buenas, pero también en un Chile diverso en el que hay mucha gente que no cree, o que le da lo mismo creer o no creer. En un Chile donde hay gente que se siente dolida con la Iglesia. Espero que la visita del Papa en las últimos días tome la fuerza y el entusiasmo de lo que va a ser. Una fiesta, creo que será la gran fiesta de Chile.

- ¿Cuál será el legado del Papa en Iquique?

- El Papa es el pastor de la Iglesia. Creo que grandes cambios no. Los cambios se producen en el corazón de las personas. El Papa nos va a entregar un mensaje, sin duda un mensaje consolador, esperanzador, de cariño, que a todos nos hace bien. Eso nos reconforta. El tener esa certeza de sabernos amados por Dios. Vivimos en un país donde hay crispación, hay un "no creerte", un encerrarme en mí mismo, buscar mi propio bien, tenerle miedo al otro. Vivimos en un país donde hay violencia y robos, y nos vamos protegiendo, se van levantando los muros y se van poniendo más cámaras para protegernos. El hecho de encontrarnos en Lobito, en la costanera, nos hará bien. Encontrarnos como pueblo, como hermanos, sin mayores diferencias, encontrarnos como creyentes, escuchar un mensaje sanador.

- ¿Cuál, a su juicio, será la mayor dificultad de los iquiqueños?

- Debemos entender que somos una ciudad tan linda, pero tenemos poco espacio, y esa es una realidad. Va a ser un día, un día y medio, más complicado, pero nos va a hacer bien y esperamos que le haga bien a la ciudad, a la economía de la ciudad, el hecho de que llegue tanta gente. Le pediría a los iquiqueños que si bien vamos a tener algunas molestias e incomodidades de desplazamiento, que no pongamos caras agrias, síntomas de molestia, aunque uno no sea católico, porque hay que saber que hay mucha gente contenta por el Papa. Incluso les pediría, a quienes no comparten nuestra fe, que se involucren de alguna manera sintiendo que esto nos hace bien a todos. La visita del Papa no le hará mal a nadie y eso es motivo de alegría.

"Vivimos en un Chile diverso, que se ha ido secularizando."