Secciones

Rescatan medicina ancestral para crear fármacos y cosméticos

Investigadores de la Universidad Arturo Prat de Iquique analizan propiedades medicinales de hierbas y frutos presentes en la Región de Tarapacá.
E-mail Compartir

Davied Jaime Godoy

Académicos de la carrera de Química y Farmacia de la Universidad Arturo Prat están desarrollando una serie de investigaciones que buscan rescatar los usos que las culturas prehispánicas le daban a las plantas y frutos de la Región de Tarapacá.

La iniciativa pretende entregar un valor científico a estas prácticas con el fin de que se puedan convertir en productos farmacológicos y cosméticos, donde se incluyen desde cremas cicatrizantes a base de grasa de llama hasta bloquedores solares a partir de cáscaras de mango o guayaba.

El doctor Julio Benites busca que los usos medicinales de estos productos no se pierdan, ya que cada vez son menos las personas que conocen para qué se utilizaban en las zonas del altiplano y la pampa del Tamarugal. "Lo que hacemos es analizarlos químicamente, ver su composición y de ahí buscar el origen de las propiedades que dicen tener. Luego, junto con académicos y estudiantes se desarrolla un producto con los estándares exigidos por el Ministerio de Salud y se van probando sus efectos en el tiempo", dijo Benites.

Dentro de las plantas utilizadas están la chachacoma, rica rica, ñaca, entre otras. En el caso de la última, los investigadores han finalizado estudios que detectaron sus efectos contra la radiación solar, sin embargo aún faltan las pruebas en personas.

Además confeccionaron un tónico analgésico a partir de la rica rica, sin embargo es posible que se pueden dar otros usos a la misma planta.

"En el caso de la rica rica, las personas en el altiplano dicen que despierta el apetito sexual, sin embargo al realizar los estudios, encontramos la presencia de tujona, un componente que en concentraciones altas puede matar, pero en bajas produce sensación de euforia, incluso es utilizado para la depresión o la ansiedad", aseguró el académico.

Para desarrollar las investigaciones, el equipo cuenta con unidades de última tecnología, para medir los distintos daños en la piel, como los efectos de los productos aplicados, donde además han sometido cremas presentes en el mercado que incluso provocan efectos perjudiciales.

Las pruebas de laboratorio las hacen principalmente a través de un equipo denominado Visioface, con el cual analizan parámetros como el daño por radiación solar y arrugas, lo que "nos permite hacer pruebas antes y después de haber aplicado un determinado producto, además de hacerle seguimiento en el tiempo", manifestó Sandra Gajardo, investigadora que lidera la elaboración de los productos.

Actualmente están en un proyecto en conjunto con la Universidad de Trujillo, con quienes desarrollan productos fotoprotectores a partir de las frutas presentes en la zona, principalmente de Pica.

El proyecto es financiado a través de un fondo Concytec, equivalente al Conicyt chileno: "Si bien ellos cuentan con una infinidad de frutas, las características de los mangos que se dan por ejemplo en Pica, hacen que sean únicos en su composición", asegura Benites.

Bajo esta iniciativa han fabricado principalmente cremas a base de cáscaras de mango y guayaba, las que según los investigadores poseen propiedades antibacterianas y anticicatrizantes.

Julio Benites explica que la idea de usar las cáscaras, por un lado es utilizar desechos, pero además en las cáscaras se concentran los componentes activos del fruto. "Por ejemplo, en Pica el mango está expuesto a temperaturas extremas, alta radiación en el día y frío en la noche y una forma de protegerse es la cáscara que tiene los compuestos contra el estrés oxidativo", remarcó.

"El mango está expuesto a temperaturas extremas, alta radiación en el día y frío en la noche y una forma de protegerse es la cáscara".

Julio Benites,, académico Unap"