En la Guerra del Pacífico o del Salitre participaron las famosas cantineras enroladas en diferentes unidades militares del Ejército chileno en campaña. Con abnegación y sacrificio prestaron valiosos servicios. Como los soldados, recibieron el "Pago de Chile" en recompensa por haber ganado para el país el fabuloso Pacto del Salitre. Hay algunos casos que puedo citar: Los de Filomena Valenzuela y Encarnación Donoso Ramírez en Iquique; y el de Juana López en Santiago.
Sobre Filomena Valenzuela se ha escrito algo. Agrego otros datos. En 1896, ante la amenaza de guerra con Argentina por la cuestión limítrofe, durante las inscripciones de la Guardia Nacional, ofreció sus servicios de cantinera. La autoridad militar agradeció su gesto de "verdadero amor patrio", pero no accedió a su solicitud por las razones que expuso.
La ex cantinera falleció en 1924. Tenía grado de subteniente. Sus restos fueron trasladados de Iquique a Copiapó para ser inhumados en el mausoleo de los combatientes del famoso "Atacama" (1942). Ese regimiento tuvo otra cantinera, según Gonzalo Bulnes: Carmen Vilches, que participó brillantemente en el Combate de Los ángeles (1880): asalto a una fortaleza natural.
Otra cantinera residente en Iquique fue Encarnación Donoso Ramírez, nacida en 1832 en Santiago, siendo sus padres Pedro Donoso y Josefa Ramírez. Un diario local señala "que hizo las campañas de Perú y de Bolivia". En el crítico año de 1915 (I Guerra Mundial) se hallaba en una "mayor indigencia". La autoridad otorgó permiso para una suscripción pública. Dos distinguidas damas de la sociedad realizaron dicha labor humanitaria. El dinero recolectado se depositó en la Caja de Ahorros, que iban retirando a medida que se necesitaba en atender su problema de salud. Falleció en 1917, a los 85 años. El saldo del depósito sirvió para adquirir un nicho perpetuo en el camposanto N°3.
La otra historia es de la cantinera Juana López. En 1910 un diario iquiqueño publica una noticia proveniente de Santiago, expresa que gracias a la generosa actitud del empresario teatral evitó que los restos de una cantinera del 79 fueron echados a la fosa común. Ese personaje era Joaquín Montero que poseía una "excelente compañía de arte teatral". Adquirió un nicho perpetuo en el Cementerio General para Juana López "que hizo la campaña del 79 desde Antofagasta hasta Lima".
Poco después se efectuó la emotiva y solemne ceremonia de inauguración de la tumba de la cantinera", que fue profusamente adornada con coronas de flores frescas". Asistieron dos bandas de músicos, delegaciones de veteranos del 79, del Ejército, de la policía, del Círculo de Jefes y Oficiales Retirados. Presidió el acto el intendente, quien pronunció "un sentido y patriótico discurso".
Por su parte, Joaquín Montero le dedicó "una inspirada poesía". Fue el alma de ese emotivo homenaje a la cantinera Juana López.
Las historias de las cantineras del 79 darían para escribir un libro, si es que aún no se hace. .
Mario Zolezzi Velásquez.