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Tradicional café le dice adiós a los iquiqueños tras 26 años

"Vizzio" abrió sus puertas en octubre de 1991 y ayer las cerró para dar paso a la instalación de un banco.
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Evelin Aguilar Paniagua

Con las mesas llenas de clientes. Así cerró sus puertas el café "Vizzio", aquel negocio familiar que, en sus más de 26 años de existencia, logró convertirse en un punto de encuentro de políticos, empresarios, profesionales, jubilados y amigos que acudían al lugar no solo para disfrutar de sus productos, sino de su privilegiada ubicación.

Ayer sirvió sus últimas tazas de café y las expresiones de asombro sobre el por qué de su cierre se hicieron sentir en todo momento.

"Es insólito, están cerrando en su peak", dice un cliente al retirarse del lugar, mientras Marianela Vargas, propietaria del café, lo observa con gratitud y guarda silencio pues sabe que es así.

Y es que esta iquiqueña reconoce que decidieron dar fin a un negocio al cual le iba muy bien, sin embargo, asegura que este es el cierre de un ciclo, "un ciclo exitoso", como ella recalca.

Una tentadora oferta de parte de una institución financiera fue lo que impulsó esta determinación. A fines del año pasado Marianela y su esposo Lucas Silva recibieron la propuesta de arriendo del local y no pudieron negarse.

"En diciembre del 2017 me llamaron y me ofrecieron una oferta de arriendo de un banco", cuenta mientras mira con nostalgia el lugar, y es interrumpida por quienes ayer acudieron a beber el último sorbo de café en este tradicional lugar.

Sus inicios

Marianela recuerda que cuando surgió la idea abrir un café en la ciudad solo existía el Cioccolata, y que cuando pensaron en el lugar, sabían que esa esquina de Tarapacá con Patricio Lynch era el indicado.

Fue así que con su esposo se aventuraron a solicitar un financiamiento bancario para poder adquirir el inmueble donde funcionaba la zapatería Verónica. La propiedad la compraron con calzados incluidos pues -según dice la pareja- esa era la única forma de hacerlo, y por lo mismo entre 1989 y algunos meses de 1991 se dedicaron a vender los zapatos que quedaban disponibles hasta que llegó el momento esperado.

Un 19 de octubre de 1991, "Vizzio" abrió sus puertas y sus dueños afirman que el éxito fue inmediato, al punto que no estaban preparados para la acogida que tuvo. "Desde el primer día se nos llenó, no estábamos preparados, fueron días de locura, no teníamos al personal bien capacitado, eso fue lo complicado del comienzo (risas)", narra Marianela.

La ubicación no fue lo único que les jugó a favor ya que ella explica que por aquellos años empezaba el florecimiento de la Zona Franca de Iquique, por lo que el movimiento en la ciudad era importante y habían clientes.

En sus inicios solo atendían en el primer piso y poco a poco se fueron expandiendo al segundo nivel y luego a la terraza, pasando de tener 15 mesas a 33. En sus casi 27 años, la infraestructura se remodeló en tres ocasiones pero su esencia de "negocio familiar" se mantuvo.

Los clientes

En sus ambientes se han gestado amistades, concretado negocios y reunido los comandos políticos de quienes, en su momento, aspiraban a una candidatura nacional o regional.

"Cuando estuvo el MEO (Marco Enríquez-Ominami) en su primera candidatura a presidente, nos contrató y tuvimos que cerrar una noche para que se reuniera con su comando", evoca.

Por la ubicación estratégica en el que funcionó por años, en tiempos de campaña política era el lugar ideal para que los candidatos se sentaran en la terraza y saludaran a todo aquel que pasara por allí.

Pero las mesas del "Vizzio" prácticamente tenían dueños. Quienes acostumbraban a acudir a este café a diario o con frecuencia, ya tenían sus sitios reservados y en horarios específicos. Es más, Marianela detalla que si uno iba a tempranas horas, su principal público eran los bancarios y empresarios, en tanto a mediodía, los jubilados; y así iban rotando hasta llegar las 22 horas en que cerraba sus puertas cada día.

"Desde hace 25 años atrás nuestro primer cliente que llegaba en la mañana era Alejandro Ganem, siempre llegaba por un café a las 9 de la mañana", puntualiza.

Sentado junto a su esposa en una de las mesas de la terraza, Lucas expresa con orgullo que este negocio le dio posibilidad de empleo a muchos jóvenes que estudiaban y requerían trabajar. Por lo mismo, les brindaban facilidades para ajustar sus turnos de trabajo en función a sus horarios de estudio.

"Hubo muchos jóvenes que llegaron al negocio, les dimos la oportunidad de que estudiaran ajustando sus turnos y hoy son profesionales".

Fue en este mismo local donde sus hijos Lucas, Marianela, Paulina y Javiera se insertaron en el mundo laboral, desempeñándose como garzones y cajeros, para luego partir a Santiago a formarse como profesionales. Es justamente hasta esa ciudad donde Mariela y Lucas partirán tras el cierre del café, pues sienten que ya es tiempo de que la familia vuelva a estar junta, luego de años de trabajo.

Su secreto

Ambos sostienen que aquello que marca la historia de "Vizzio" y de su familia es que el negocio con el que se iniciaron en Iquique, es con el cual se despiden de la ciudad.

"Todos los otros negocios quedaron en el camino. Hemos tenido agencia de viaje, un negocio en el patio de comidas de Zofri, imprenta, restaurant en Cavancha, una cafetería en Cavancha, y a lo largo de todos estos años el 'Vizzio' fue el primero y el último", precisa Lucas.

El secreto, dice él, fue elegir bien el momento, el lugar y el rubro al cual decidieron dedicarse con este negocio, por lo cual no se arrepienten.

"En esta esquina había una zapatería y nosotros nos hicimos del negocio pensando en el café", subraya al insistir que sus sueños siempre estuvieron puestos en este y por lo mismo logró ganarse un lugar especial entre los iquiqueños quienes ayer con pena y abrazos se despidieron de esta pareja que supo mantener en el tiempo un negocio que le dice adiós a la ciudad sin estar en tiempos de crisis, sino en uno de sus mejores momentos.

A las 16 horas de ayer, las puertas de "Vizzio" se cerraron pero sus propietarios dejan abierta la posibilidad de que esto no sea para siempre, pues quizás en algún momento este pueda volver a deleitar paladares con sus cafés, postres y comidas. "Uno nunca sabe", concluyen.

"Cuando escogimos esa equina lo hicimos pensando en el café y el único modo era comprar la zapatería (que existía antes)".

Lucas Silva"

"Más que un negocio fue un centro de encuentro, de trabajo, de amistad".

Marianela Vargas"